Rafa Nadal conquistó ayer el Barcelona Open Banc Sabadell-Trofeo Conde de Godó, por décima vez en su carrera, al derrotar en la final al austríaco Thiem, por 6-4 y 6-1, en una hora y treinta minutos. Un éxito con el que redondeó una semana perfecta, la que inició el pasado domingo conquistando su también décimo título en Montecarlo.

Pese a que las condiciones favorecían más a un pegador como Thiem que a su juego de efectos -la pista del RCT Barcelona volvió a amanecer pesada en otro día nublado que amenazaba lluvia- Nadal hizo un partido sin fisuras sobre su superficie favorita. Y no jugó precisamente ante un don nadie. A sus 23 años, Thiem es el número 9 del ránking mundial, ha ganado ocho títulos ATP y lleva unos años instalado en la elite. Sin ir más lejos, dejó fuera de la final a Andy Murray. Pero ayer no tuvo opción alguna ante el "rey de la tierra".

Muy sólido con su servicio, pues solo concedió a Thiem una bola de rotura y fue en el primer juego, y minimizando los errores desde el fondo, Nadal fue forjando poco a poco un nuevo título. En el primer set, tuvo dos bolas para romper el saque de Thiem con el 3-3, pero el austriaco se defendió bien. Eso sí, solo retrasaba lo inevitable pues Nadal firmó dos impecables juegos a continuación para forzar una primera bola de set que su rival envió a la red.

A partir de ahí, el número 9 del mundo no volvió a ser el mismo. Ya sufrió para mantener su servicio en el segundo juego de la segunda manga y lo acabó perdiendo en el cuarto, con un punto espectacular que Nadal tenía perdido y que se llevó con una derecha paralela que levantó al público de la central.

Thiem ya no ganaría ningún juego más. Con 4-1 para Nadal, cedería de nuevo su saque, pero esta vez no se lo ganaría el español, sino que sería él quien se lo entregara cometiendo cuatro errores no forzados.

El austríaco ya tenía la cabeza en otro sitio y Nadal no perdonó en el juego siguiente para anotarse su 53ª victoria en el Godó, la que le valía para poner el 10 en su casillero de títulos en Barcelona.

De esto modo, Rafa Nadal cumplía con todos los pronósticos, incluyendo los de la organización, que tenía preparado un programa de festejos especial con petardos, confeti, un diez gigante que apareció en la pista que ahora lleva su nombre y un repaso de sus diez victorias en el vídeomarcador recordando que, en Barcelona, también es el rey.