Treinta años justos después de la muerte de José Julián García y Carlos Díez, se produjeron las de Fernando Casquero, Daniel Camarzana y Rubén González en los Picos de Europa. El 14 de abril de 1987 se producía la primera gran desgracia en el montañismo zamorano aunque esta vez en el macizo occidental de la cordillera que comparten Asturias, Cantabria y Castilla y León.

Esta vez, la tragedia se produjo en uno de los picos más emblemáticos como es la Peña Santa de Castilla, concretamente en la vía clásica de ascensión, la Canal Estrecha, una larga trepada para alcanzar el techo del macizo occidental con sus 2.596 metros.

Normalmente la ascensión a la Peñasanta se realiza desde la vertiente norte o asturiana, ya sea en el día (una jornada larga de entre 9 y 11 horas) o pernoctando en el refugio de Vegarredonda. Algunas veces se realiza entrando por el sur, vivaqueando en Vega Huerta .

La ascensión de la Peña Santa requiere la utilización de técnicas específicas de alta montaña así como un respeto absoluto a la gestión del riesgo.

Supone unos 1.000 metros de desnivel y una distancia total desde la aproximación de 12 kilómetros que supone un tiempo aproximado de entre 14 y 15 horas.

Carlos Díez y José Julián García, ambos de 19 años, sufrieron también una caída posiblemente causada por un fallo en los sistemas de fijación a la pared, según informó este periódico en su día.

Pese a su juventud, los dos alpinistas miembros de la Agrupación Montañera Zamorana llevaban ya escalando cuatro años y José Julián había ascendido ya tres cumbres míticas de los Alpes: Monte Rosa, Cervino y Mont Blanc, además de otras de gran dificultad tanto en Gredos como en Picos de Europa.

Estos fueron los dos primeros fallecimientos en el seno de la AMZ.

Evidentemente, en 1987, los medios de rescate no eran los actuales y en esta ocasión surgió una cierta polémica porque el helicóptero que actuó en la evacuación de los cuerpos tuviera que desplazarse desde Logroño, ya que el que existía en Asturias no era operativo en aquella zona. Y los propios montañeros zamoranos criticaron esta cuestión que pudo ser clave ya que uno de los montañeros no falleció en el momento del accidente.

Los compañeros en la AMZ destacaron entonces que los dos escaladores muertos que siempre realizaron sus actividades "con un grado de seriedad y convencimiento más propias de personas mayores que de la edad que tenían".

Como ocurrió el pasado viernes en la iglesia de María Auxiliadora, también el funeral por los dos montañeros fallecidos en Peña Santa fue una gran manifestación de duelo popular, esta vez en el templo parroquial de San Lázaro el jueves día 16.

El tiempo ha pasado y las familias de los montañeros no han podido olvidar el suceso y, de hecho, el percance del Jisu ha supuesto para ellos rememorar aquellos momentos tan duros, agravados por las polémicas surgidas sobre la rapidez en la utilización de los medios aéreos de que se disponía en aquel momento.