Imaginativo, formado y apasionado de la montaña. Es el perfil que dibuja de Fernando Casquero Fernández la entrevista realizada por Evaristo Álvarez Rodríguez y publicada en la página web de la Agrupación Montañera Zamorana hace casi ya un par de años (el 20 de mayo de 2015). Un texto que deja clara la visión de la montaña que tenía el escalador de 40 años tristemente fallecido el pasado martes en Picos de Europa. Una mirada a las cumbres con el reto de intentar el asalto de un ocho mil como sueño. Un deseo que, por desgracia, nunca llegará a cumplirse.

Evaristo Álvarez abre su entrevista exponiendo el amplio currículo del escalador "amateur", que afirma al ser preguntado por su llegada al mundo del montañismo que siempre se sintió "identificado" con este deporte. "Me dedicaba al fútbol en mis años mas jóvenes pero comencé con la escalada en roca de escuela, precisamente en las formaciones que hay rodeando Valorio con mi amigo y compañero de tantas expediciones Ricardo Martín, y esto me hizo cambiar radicalmente", exponía, recalcando que esas experiencias le abrieron "un mundo de sensaciones" que le llevó a probar toda actividad que se vinculara a la montaña.

Precisamente, ese amor por la montaña que Casquero profesaba se evidencia un par de preguntas después cuando, Álvarez Rodríguez le preguntaba por cuál de las modalidades le gustaba más y el escalador respondía con sinceridad "No me decanto por ninguna, cada cual en su momento".

Carrera de montaña, esquí de montaña, esquí de travesía, escalada en roca, en hielo o deportiva... Para el tristemente fallecido Fernando, la pregunta no era qué hacer en las cimas sino cómo disfrutar de ella. De vivir el mundo del alpinismo consiguiendo "sentirse cómodo" en cualquiera de ellas. Una idea que quedó reflejada en la entrevista que concedió hace un par de años al asegurar que se sentía cómodo "en la montaña, en cualquiera de sus facetas", siempre que le pudiera "trasmitir sensaciones". Aunque, su amplio bagaje en altitud le había llevado a saber que esas experiencias solo podían ser positivas si "tanto la preparación física como la psicológica te conduce a encontrarte a gusto". Cosa para la que, según él "hay que recorrer un camino más o menos largo de preparación". Pues para Casquero, eso también era la montaña.

El respeto por cada cima y la importancia de la formación para la escalada queda patente en la entrevista de Evaristo Álvarez Rodríguez cuando preguntaba al escalador por el nivel de los actuales deportistas en su disciplina. Casquero apuntaba que, ciertamente, "Hoy se juega con ventaja" respecto a escaladores de otras épocas pues "se ha avanzado en todos los campos (entrenamiento, material técnico, información meteorológica...)" pero no dudaba en apuntar que el proceso de aprendizaje era "fundamental" pese a todos los adelantos de hoy en día. Porque, su dilatada experiencia en épocas más simples, así se lo había enseñado.

"La formación es fundamental y de hecho todos la tenemos presente e intentamos transmitirla" destacaba en el texto publicado en la Agrupación Montañera Zamorana en 2015. Una entidad en la que intentaba poner en práctica su altruista visión sobre los grupos sociales dedicados a su deporte: "Muchos creen que en un club te lo darán todo hecho; el pensamiento es mas bien que puedo aportar yo al club para su funcionamiento". Una visión que le llevó a estar presente en multitud de actividades de la AMZ y a vivir de diversas formas su vínculo con la escalada y el alpinismo.

Para Casquero, cada reto era distinto como diferente era cada montaña y las sensaciones que le trasmitía. Y para encararlos, el saber era clave, lo que le llevó a ser un erudito en lo que a montañismo se refiere como demuestra en el texto de Álvarez Rodríguez citando numerosas expediciones y logros sin poder elegir uno de cuantos conocía como su favorito. Como tampoco podía escoger el mejor de sus momentos en el medio que le hacía disfrutar. Quizá, porque este zamorano tenía un sueño pendiente: subir un ocho mil. "¿El Himalaya? Es un sueño. Me gustaría algún día conocerlo y probar un ocho mil. Pero para ello antes hay que superar una gran preparación, tener dinero, un compañero de confianza... son demasiados condicionantes", confesaba el alpinista dejando la puerta abierta a poder cumplir su deseo si todas las piezas del complejo puzzle que explicaba llegaban a encajar. Un sueño que nunca podrá alcanzar ya este zamorano, un deportista que tenía en la montaña su lugar feliz.