El Valladolid, como dicen los informáticos, ha entrado en bucle, pasa por el mismo "paisaje" de forma recurrente y, de hecho, está clonando los números de la pasada campaña con crisis abiertas en las mismas fechas tras el 6-2 de Sevilla, que recuerda al 4-1 de Miranda de Ebro hace un año.

Lo de este domingo, una goleada "estruendosa" ante un filial en Segunda, no tiene precedentes. En las últimas horas, algunos jugadores han pedido perdón en las redes sociales por la debacle de Sevilla. La mayoría de los futbolistas que llegaron fue con contratos más largos y el director deportivo, Braulio Vázquez, intentó cambiar la hoja de ruta, pero esta semana el bucle vuelve a aparecer. Otra vez.

El club pasa de forma cíclica por la misma senda, "los árboles" siempre son los mismos y los problemas o las sensaciones ya colman la paciencia de una afición acostumbrada a mejores "carreteras".

De hecho, se da la triste paradoja de que tal día como ayer, hace veinte años, salía goleado de Zorrilla un FC Barcelona plagado de estrellas. Era aquel Europucela comandado por el chileno Vicente Cantatore. Otros tiempos.

Tampoco hace falta remontarse tanto porque hace solo tres años el Real Valladolid empataba con el Real Madrid (1-1) en Zorrilla y lo eliminaba del título y, poco antes, también había ganado al Barça (1-0) con un gol del italiano Fausto Rossi.

Ahora, el equipo incluso se ha descolgado de los puestos de promoción de ascenso y eso preocupa porque el año pasado, al quedarse sin objetivos, la plantilla bajó los brazos y corrió peligro de descenso a Segunda División B.

Esa situación comprometía, y compromete, la longevidad o supervivencia de un club con casi 89 años de vida y que ha de afrontar un inexcusable calendario de pagos tras haber salido recientemente de un concurso de acreedores.

Otro tema es el de la afición que, lógicamente, está sufriendo toda esta secuencia de adversidades. Es evidente que los jugadores y los entrenadores cambian, van y vienen, pero los seguidores son siempre los mismos.

Actualmente, al estadio Zorrilla acuden cada fin de semana en torno a 7.000 ó 8.000 espectadores. No hace mucho, el recinto se llenó "a reventar" para un partido de rugby entre los dos equipos de la ciudad (26.000 personas).

Para colmo, futbolistas que no rindieron, se van y lo hacen en otros equipos y el único "brote verde" es que en este momento hay varios jugadores de la cantera que llaman a la puerta del primer equipo. Y esta vez la afición tendría paciencia. No quiere fichajes, sólo compromiso.

Precisamente, el presidente del club, Carlos Suárez, aseguró recientemente en una entrevista con Efe que era el momento de la paciencia y que el club buscaba un ascenso con una permanencia "perdurable" porque, a su juicio, aunque se tarde más "hay que subir con un proyecto definido y sin dar bandazos".