Las tardes de sábado tiene esa cosa de que te quedas "pigazando" (o sea, grogui) en la sobremesa. Normalmente es por la panzada de vinos, cañas, vermús y similares que cada cual se toma antes de la comida. Hay efectos idénticos en gente que no es de vinos, cañas y vermús, pero que también se dan la cabezada consecuencia del relajo de no tener que ir a currar, si estás de descanso y tienes trabajo, claro.

Si encima el sábado hay un partido del Madrid en horario indebido (no llega ni al de los toros), el personal futbolero toma medidas para ajustarse a la hora: se reducen vinos, cañas, vermús y similares y se pone la alarma del móvil no vaya a ser que cuando se libere de la cabezada esté concluyendo el primer tiempo. Así pues arrancó el derbi con el madridismo despierto. En el segundo tiempo el despertar rugía, marcó un gol Pepe y, durante unos cuantos minutos, la excitación era casi farmacológica. Pero de repente surgió una "madrileñina", que es esa cosa que hacen los merengues de dejarse ir de manera y forma que los contrarios le dejan alguna herida simplemente haciendo lo justo. Con lo cual el sábado de "cabezadas" se hizo muy largo durante todo el día; justo hasta las diez y media largas de la noche, que se produjo el desenlace feliz. Resultó que con el empate forzado por la caraja habitual, el Madrid acabó más líder. Con lo que de sábado de sobremesa, de cabezas y tarde de angustia, se paso a noche de paz.

Le huele al guionista número tres de "Al Palo" que todo lo sucedido borró la sonrisa al ejército de pedagogos del fútbol que, como todo quisqui, viven de decir sus cosas. Pasaron una tarde feliz imaginando terribles acontecimientos para el Madrid: ""Zidane no tiene mucha idea, Florentino se mete en todo, no hay director deportivo, faltan Isco y Stielike (algunos se acuerdan también de Pirri y Santillana; otros de Morata) y, por supuesto, Ronaldo está acabado". En esos momentos los pedagogos (hay psicólogos y tácticos también) manejaban ese discurso; y a la par dejaban caer lo bien que lo hacen en la fábrica de colonia. Incluso cuando el perfume comienza a oler a huevos podridos se buscan recovecos de disculpa para seguir dando con el mazo a los merengues. Una letanía insoportable. Justo la misma que maneja en sentido contrario el guionista número tres de "Al Palo", que para eso cobra.

Por todo y por tanto incluimos en el CD de ""Al Palo" "Johnny B. Goode" (en versión cine), en memoria de Chuck Berry y como espejo madridista respecto de "Regreso al futuro", la película en la que suena el explosivo rock and roll. Michael J. Fox, que interpreta al joven Marty McFly, triunfa en el pasado y en el futuro. Es decir, puro Madrid.