Pedro Merino (Super Froiz) se adjudicó la victoria en la septuagésima edición del Trofeo Iberdrola que congregó ayer en las carreteras de la provincia a miles de aficionados al ciclismo que aprovecharon el buen tiempo para disfrutar del deporte de las dos ruedas. La clásica de primavera zamorana no decepciona nunca y no iba a ser menos en una prueba como la de ayer en la que el sol y la ausencia de viento fueron las notas predominantes, contribuyendo a dar brillantez al espectáculo deportivo.

Y como estaba previsto, la carrera se convirtió en un pulso entre los dos primeros equipos del pelotón aficionado como son el Caja Rural RGA y el Super Froiz pontevedrés, clásicos dominadores de la prueba en las últimas ediciones. El equipo cajero llegó a Zamora firmando casi un pleno de victorias en las pruebas celebradas en España hasta el momento, y en Zamora incrementaba su palmarés con el triunfo de Oscar Pelegrí en el Trofeo Ayuntamiento de Zamora que se disputó el sábado. Por su parte, Super Froiz se presentaba en el "díptico zamorano" con un equipo muy potente en el que figuraban corredores muy contrastados como los hermanos Merino, el portugués Leonel Sousa o Angel de Julián.

La carrera esta vez no se rompió antes de la llegada a Zamora, como suele ocurrir otros años con más inclemencias meteorológicas, aunque una docena de corredores habían optado por abandonar al paso por la capital donde se disputó la primera meta volante de la jornada. Poco después de iniciar el camino hacia Pereruela, el benaventano Jorge Bueno decidió irse a la aventura junto a Jaime Guzmán (Rías Baixas) e Isaac Cantón (Polartec). Hubo buen entendimiento entre el corredor de San Cristóbal de Entreviñas y sus compañeros de fuga, pero por detrás, el pelotón comenzó a animarse y tras varios escarceos, eran alcanzados poco antes de Pereruela.

La carrera discurría a una gran velocidad con 44 kilómetros en los primeros 60 minutos. Y en nada se formaba otra escapada, esta vez de cinco unidades, que animó la prueba hasta en los siguientes kilómetros. Pronto comenzaron las discrepancias entre los fugados, circunstancia que aprovechó poco después de Bermillo de Sayago Iván Treceño para intentarlo en solitario aprovechando que ayer las rectas de la comarca sanabresa no eran tan propicia para los abanicos como en otros años. Aún así, la aventura del asturiano duró poco y finalizó a la altura de Luelmo.

Como era previsible, el primer paso por Villalcampo comenzó a definir la carrera aunque esta vez fue debido a una caída en la bajada hacia la presa que rompió el pelotón en tres trozos. En el grupo delantero entraron los favoritos, y entre ellos Jorge Bueno (AMPO) que disputaba este fin de semana sus dos primeras carreras de la temporada.

En la subida a Villalcampo se cumplía la segunda hora de carrera con 85 kilómetros recorridos. Super Froiz y Caja Rural tomaron entonces las riendas del pelotón, lo que no impidió que se produjera el salto de Aitor Escobar (Mutua Levante) buscando puntos para la clasificación de la montaña y pasaba primero por el puerto de Villalcampo.

Y la batalla definitiva se desató definitivamente en las rectas camino de Puente Pino. Caja Rural, Froiz y Rías Baixas comenzaron a "meter cuneta" y se cobraron media docena de caídas en el pelotón que aguantó unido milagrosamente hasta la bajada al Puente de Requejo.

Un año más, el puerto de Villadepera sentenció la carrera. Los equipos fuertes pusieron el pelotón en fila y en el momento en el que pinchaba uno de los favoritos, Gonzalo Serrano (Caja Rural), líder de la Copa España, saltaban por delante seis corredores, con todas las escuadras fuertes representadas, lo que permitió que la fuga prosperase. Eran Pedro Merino (Froiz), el brasileño Nicolás Sessler (Lizarte), Manuel Sola (Caja Rural), Diego Noriega (Escribano), Mario García (Pérez Cánovas) y Miguel A. Ballesteros (Contador). Por detrás, Serrano protagonizó un intento de contactar con los escapados, pero era ya demasiado tarde.

Los escapados se presentaron de nuevo en la presa de Villalcampo con 35 segundos de ventaja. Intentó irse en solitario Sessler, seguido por Noriega, pero el resto del grupo les dieron caza pronto. En las rampas más duras del puerto, llenas de aficionados como hacía muchos años que no ocurría, comenzó a quedarse Ballesteros, que había sido segundo en el sprint final del Trofeo Ayuntamiento, y la ventaja de los cinco supervivientes respecto al pelotón alcanzó el minuto al paso por el pueblo de Villalcampo.

Todo estaba decidido ya y serían los cinco fugados los que se disputarían el triunfo final. Hubo un par de ataques al comienzo de la última subida al Poblado del Esla, pero el definitivo lo protagonizó Manuel Sola, al que se pegó Pedro Merino para rematarle en los metros finales en una demostración de veteranía. A escasos segundos entraría el pelotón encabezado por el resto de favoritos.