No es la profesión de entrenador de fútbol distinta a las demás profesiones: hay gente de todo tipo y condición en los banquillos, como en todas partes. Eso sí, se habla y se escribe más de ellos. Los argentinos, por ejemplo, establecieron todo un manual filosófico para establecer las diferencias entre los menotistas y los bilardistas, o, lo que es lo mismo, entre la optimización de los medios para lograr un fin o el mismo fin como objetivo único para el que vale cualquier medio. Pero no nos engañemos, los menotistas pueden sobrevivir en el fútbol pero son los bilardistas ("pisálo, pisálo") los que tienen en el fútbol su hábitat natural. El resultado manda.

El mejor ejemplo es Mourinho. Cambia de equipo, de país, de entorno, pero nunca de mensaje amenazante, trumpiano. Puede concedérsele el beneficio de considerar que obra en defensa de su vestuario, pero la forma condena al fondo. Ahora para justificar el bajo rendimiento de Pogba en su United arremete una vez más contra el mensajero y se mofa de los malpagados periodistas que, dice, "necesitan cada libra para sobrevivir" y que, en su opinión, critican a tipos como Pogba porque "son multimillonarios".

Mourinho debería de vez en cuando mirarse al espejo y hacer unos simples cálculos._El pasada verano el Manchester United le fichaba y fichaba a Pogba (por quien pagaba 120 millones de euros), Mkhitaryan (42 millones) y Bailly (38 millones), además de incorporar sin pagar traspaso, que no gratis, a Ibrahimovic con el objetivo de mejorar los números del pasado año, cuando con el holandés Van Gaal finalizó quinto en la Premier a 15 puntos del Leicester._Hoy, tras 200 millones gastados sólo en tres incorporaciones, el United de Mourinho ocupa la sexta plaza de la Premier (sólo los cinco primeros tienen asegurada su presencia en competición europea) a 17 puntos del Chelsea de Conte. Y no son cuentos, son cuentas.