El Benavente perdió ayer frente al UVA Valladolid (1-2) un partido con más tantos que ocasiones reales de gol, tres firmaron ambos equipos en los 90 minutos, y marcado por el viento que reinó en el Luciano Rubio. Un factor clave en la primera diana del choque, fruto de un rechace que tomó puerta por una corriente de aire.

No vieron un buen partido los pocos asistentes que poblaron las gradas, en parte por el viento que hacía e impedía controlar con precisión el cuero o sacar con precisión a los porteros.

Tenían que defender los locales con el viento de cara en la primera mitad y eso les costó el primer disgusto. A la salida de un córner, Alex tocó el balón en el primer palo y este hizo un extraño para colarse en la meta de Luceño.

No tardó en reponerse el cuadro "tomatero" del golpe, intentando alcanzar los dominios visitantes. Atrevimiento que tuvo premio en una jugada a balón parado a la que se incorporó Miguel quien, recogió el esférico en el borde del área pequeña para igualar el encuentro antes de que llegara el descanso.

En la segunda mitad parecía que el Benavente podrían llegar los mejores momentos del Benavente. Habían igualado la contienda y disputarían 45 minutos con el viento a su favor. Sin embargo, su dominio del esférico careció de profundidad y apenas puso en apuros al meta vallisoletano Santos.

La falta de ocasiones locales la acabó pagando el cuadro de Santi Redondo en la única ocasión que dispuso el UVA Valladolid en toda la segunda mitad. Una contra por banda derecha que acabó en un centro sobre la meta benaventana dando lugar a un rechace que cayó a los piés del visitante Raúl. Este no desaprovechó la ocasión y, libre de marca, remató a placer para poner el 1-2 en el marcador.

A partir de ese momento, el Benavente se puso manos a la obra para volver a igualar la contienda pero sus intentos fueron un "quiero y no puedo". Los "tomateros" derrochaban ganas pero sin efecto alguno en el marcador pues apenas inquietaron a Santos.

Derrota pues para el Benavente que necesita puntos más que jugar bien, no logrando ayer ni lo uno ni lo otro. Realidad que deja una amargo sabor para los de Santi Redondo, que se emplearon a fondo ante un equipo muy físico que hizo muy poco para ganar.