El Real Madrid cedió el miércoles en el Bernabéu el liderato de Primera -al menos provisionalmente, pues le queda un partido pendiente de disputar, en Balaidos ante el Celta- tras empatar ante Las Palmas (3-3) en un encuentro repleto de errores individuales y colectivos con una presión sin orden que estiró líneas y generó espacios, que plasmó el bajo estado de forma varios jugadores y que complicó una locura de Bale.

Las claves de la pérdida del liderato del Madrid puede encontrarse en los siguientes puntos:

Irregularidad sin equilibrio. El equipo ha perdido en 2017 el equilibrio y la seguridad que mostraba cuando protagonizaba una racha de récord invicto. No era el mejor día ante Las Palmas para dar descanso a Casemiro ante un rival que se adueña del balón y el equipo de Zinedine Zidane extendió su irregularidad sin encontrar un patrón de juego al que agarrarse. Solo la heroica no vale para ganar a ciertos rivales y es imposible que siempre dé resultado. En 14 encuentros en 2017 ha dejado escapar seis entre Liga y Copa del Rey, con tres dolorosas derrotas y tres empates que en la competición doméstica han acabado provocando la pérdida del primer puesto. Cuatro puntos de nueve posibles en una semana en la que tenía la posibilidad de asestar un golpe al pulso por el título son el pobre balance de un equipo que se ha convertido en imprevisible.

Presión sin orden. La premisa de Zidane era salir a quitar el balón a Las Palmas para anular sus virtudes, tirar arriba la presión y asfixiar al rival. La realidad fue bien distinta con una presión a tirones de esfuerzos individuales de los tres de arriba, sin acompañamiento de los centrocampistas, lo que provocó unos espacios donde se movieron cómodos futbolistas de alta calidad técnica que se adueñaron del partido. La falta de ayudas defensivas acabaron completando el desaguisado madridista, en un equipo impotente y que fue superado.

La locura de Bale. Se jugaba el minuto 47 (1-1 en el marcador) cuando Gareth Bale no midió la agresividad que quería poner en el terreno de juego y acabó cometiendo una torpeza que le costó cara al Real Madrid. Soltó dos patadas por detrás a Jonathan Viera fruto de la impotencia y respondió con un empujón a la queja del rival. Si en la primera parte Las Palmas ya había dominado, el desorden por los desajustes blancos con Zidane tirando a Isco y Morata a las bandas, fue el escenario apropiado para dar una estocada al rival y acariciar el primer triunfo de su historia en el estadio Santiago Bernabéu.

Bajos de forma física. Jugadores importantes como Marcelo, Sergio Ramos o Karim Benzema están lejos de su mejor tono físico. Los defensas pierden duelos individuales contra sus rivales, como Ramos en el primer gol, lento ante la velocidad de Tana, o Marcelo en el tercero, sin capacidad de reacción en carrera frente a Prince Boateng. En el caso de Benzema se suma a una falta de confianza en el gol. De nuevo perdonó dos ocasiones clarísimas que un 9 del Real Madrid no puede permitirse el lujo de perdonar.

Falta de confianza de Navas. Intentando aislarse de la presión que ya de por sí tiene un portero del Madrid y que crece cuando escucha a diario nombres de posibles sustitutos la próxima campaña, Navas no encadena buenas actuaciones que silencien el debate. La fortuna parece haberle abandonado y la confianza también. Se levantó con buenas paradas a Jesé pero sin poder evitar los silbidos de su afición por no aportar la seguridad necesaria. El tercer tanto encajado lo señala. Midió mal su salida, dudó ante la carrera de Boateng y cuando decidió salir del área lo hizo tarde y mal para ni molestar al rival. Vive su momento más bajo en el club blanco.