Rafa Nadal está regreso. El mallorquín ha ganado al búlgaro Grigor Dimitrov, en cinco sets por 6-3, 5-7, 7-6, 7-6 y 6-4, en 4 horas y 52 minutos de juego, para plantarse en final del Abierto de Australia, en la que se verá las caras con el suizo Roger Federer. Su último título en un Grand Slam data de 2014, cuando se hizó con su noveno título en Roland Garros.

Para alcanzar la final número 21 de un Grand Slam, Nadal ha tenido que emplearse a fondo ante el ímpetu y la calidad de un Dimitrov que ha sido un durísimo rival. El manacorí afrontaba el duelo ante el búlgaro con cautela, no en vano está situado en el número 15 de la ATP y permanecía invicto en este 2017, con 10 victorias en su haber y un triunfo en Brisbane.

Sin embargo, el anterior precedente en Australia favorecía al manacorí, ya que en 2014 se había impuesto a Dimitrov en los cuartos de final por 3-6, 7-6, 7-6 y 6-2. Otro dato a favorable al mallorquín era que Nadal y el búlgaro se habían enfrentado antes en ocho ocasiones, con siete triunfos para el de Manacor por uno solo para Dimitrov, el año pasado en Pekín.

El arranque de partido ya ha mostrado lo que iba a ser el duelo. Dimitrov ha salido con fuerza y ha estado a punto de romper el saque de Nadal en el juego inaugural. El manacorí se ha rehecho (1-0), pero el tenista búlgaro se ha mostrado muy fuerte con su saque y ha igualado el set (1-1). Nadal ha sabido imponer su juego, dominando los puntos para asegurar su servicio y después ha sido capaz de conseguir un break que rompía el partido gracias al resto, ya que Dimitrov ha mostrado su potencial en el saque. Con el 3-1, Nadal ha consolidado su ventaja cuando le tocaba sacar (4-1) y finalmente ha cerrado el set a su favor tras algo más de media hora de juego (6-3).

El segundo set ha sido mucho más duro para Nadal, que se ha visto por detrás en el marcador siempre y que ha llegado a ir perdiendo por 1-4. Pero ha sido entonces cuando ha hecho acto de presencia la mejor versión del manacorí, que ha luchado todos los puntos y ha conseguido, después de salvar hasta cinco bolas de set, igualar la manga (5-5). Pero Dimitrov, con su saque se puso por delante (6-5) y después ha roto el servicio al manacorí para igualar el partido (5-7 y 1-1 en el partido).

Más igualada ha sido incluso la tercera manga, que también ha durado más de un hora. Ambos tenistas han mantenido su servicio en los primeros juegos, hasta que Nadal ha logrado el break y se ha puesto 3-2. Pero ha perido el saque, pese a su agresividad en los puntos, ante un Dimitrov que con sus golpes y un poco de suerte ha logrado empatar (3-3). Después, ambos tenistas se han hecho fuertes con su saque y el set se ha ido al tie-break (6-6). Ahí ha aparecido de nuevo el Nadal más fuerte mentalmente, que ha llevado la iniciativa y ha conseguido hacerse con el set y dar un paso hacia la final, 7-6 (5).

Dimitrov no ha acusado el golpe de verse de nuevo por debajo en el marcador y en el cuarto set ha vuelto a ofrecer una gran resistencia. Y un buen nivel de juego, además de un enorme saque. La igualdad ha sido la predominante, con un Nadal resistiendo las embestidas del búlgaro y respondiendo con su servicio para llegar hasta un nuevo tie-break (6-6). El manacorí ha empezado por delante, ganando el primer saque (1-0) y ha esperado el momento de imponer su juego en el intercambo de golpes. No ha sido así y Dimitrov ha conseguido un mini-break (2-3). Ha apostado por su saque para mandar (2-5) y cerrar el cuarto set a su favor tras una hora de juego, 6-7 (4).

Al quinto set

Después de tres horas y 48 minutos de juego, Nadal y Dimitrov han afrontado el quinto y definitivo set. En un partido equilibrado, las estadísticas no daban ventaja a nadie: igualados en el primer servicio (67% Nadal, 68% Dimitrov), el manacorí había ganado más puntos (148-139), pero el búlgaro imponía su saque (16 aces de Dimitrov por 7 de Nadal).

El jugador búlgaro ha intentado imponer su potente y preciso saque. Y Nadal, el resto y castigar al búlgaro haciéndole jugar de revés. Los 13 minutos que ha durado el primer juego, e el que el mallorquín ha salvado una bola de break, fueron el aviso de lo duro que iba ser el set definitivo. Con algunas dificultades ambos tenistas han aguantado su servicio en una batalla casi épica, con el físico al límite y en la que ambos han sacado a relucir sus mejores golpes.

Y tras 55 minutos de juego ha llegado el momento decisivo. Nadal ha roto el servicio de Dimitrov (5-4) y ha afrontado con su saque un juego que era definitivo. Ganar el juego significaba ganar el set y el partido, verse con Federer este domingo en la final del Abierto de Australia. Y Nadal lo ha hecho, jugará por su decimoquinto grande.

Duelos épicos

Este domingo 'Rafa' revivirá uno de los grandes duelos de la historia del tenis, épicos la mayoría de ellos, contra Federer, a quien domina en el "clásico de los clásicos" de este deporte por 23 victorias a 11.

Será la repetición de la final de 2009, con victoria de Nadal entonces por 7-5, 3-6, 7-6, 3-6 y 6-2 después de cuatro horas y 23 minutos, histórica porque el tenis español logró por fin ganar el Grand Slam que faltaba, y en la que el suizo acabó llorando en la entrega de premios.

Su frase diciendo "Díos esto me está matando", porque Nadal le impidió entonces igualar los 14 grandes del estadounidense Pete Sampras, quedó en la retina de todos los espectadores, al igual que el abrazo de Rafa que acudió a abrazarle inmediatamente para consolarle.

El español volverá a una final de un Grand Slam por primera vez desde que ganó su noveno título en Roland Garros, en 2014.