El calendario y los resultados van marcando los objetivos. El Real Madrid inició la temporada pregonando que la Liga era la gran meta de la temporada, pero según Zidane se asentaba en el banquillo y el equipo encadenaba partidos sin perder se abrió el abanico. Conquistado el Mundial de clubes se habló sin pudor del "triplete" aunque el mensaje tuvo corto recorrido. El resbalón de la cuesta de enero ha obligado a replantear el futuro. El mal trago de la Copa ante el Celta "solo" abre el camino a la Liga y la Liga de Campeones.

El calendario ha pasado factura al Madrid en forma de lesiones, y las lesiones han influido en los resultados. La minipretemporada realizada por el equipo tras el Mundial de clubes no ha tenido efectos balsámicos ni regenerativos. En el último partido en Vigo era sustancialmente mejor el equipo que podrían integrar los ausentes por lesión -Carvajal, Varane, Pepe, Marcelo, Modric, James y Bale- que los disponibles. Y con un jugador, Coentrao, que ni lesionado... ni disponible.

Zidane arriesgó con el dibujo en Balaidos y aunque de salida logró descolocar al Celta luego sufrió al conceder demasiados espacios a los de Berizzo. Al menos hay que conceder al técnico galo que con tantas y tan notables bajas intentara dar una vuelta al equipo aunque el resultado final no fuera el que esperara.

El borrón copero, en todo caso, obliga a iniciar una cuenta nueva pero no supone que Zidane haya perdido el crédito ganado a base de serenidad y tranquilidad en el banquillo blanco. Al menos no todo el que acumuló a lo largo de cuarenta partidos sin perder. Influyen las bajas, la fortuna (autogol de Danilo y dos remates de Cristiano a la madera en la misma jugada) y, por supuesto, el mal momento por el que atraviesan jugadores que debían ser determinantes. Cristiano marcó un gran gol de falta pero en lugar de desbordar choca con los defensas, y Benzema sigue viviendo en su campana de cristal ajeno a la realidad. En Vigo apenas pisó el área y sólo remató una vez, desde lejos y muy desviado. Con Cristiano lejos de su mejor momento y Benzema en uno de sus habituales agujeros negros la grada no hace más que mirar el parte médico esperando el regreso de Bale. Los ausentes siempre son los mejores en las derrotas.

Si el calendario no ha dado tregua hasta ahora al Madrid -Supercopa de Europa, Liga, Copa, Liga de Campeones, Mundial de clubes...- a partir de febrero le ofrece un respiro debido a la eliminación en Copa que debe aprovechar para recuperar efectivos. Pero con una sola victoria -y apurada, ante el Málaga- de los cuatro últimos compromisos, ese mismo calendario advierte al conjunto blanco de que la segunda vuelta de la Liga comienza este fin de semana y que llega a la cita del domingo en el Bernabeu obligado a ganar a la Real Sociedad para defender el liderato ante el empuje del Sevilla y el Barcelona.