El sorteo de octavos de final de la Copa de Europa llegará condicionado por el que deparó la composición de los grupos, en agosto. Era inevitable que algún grande de Europa acabase en el segundo puesto, por coincidencias como la del Bayern y el Atlético, el Barcelona y el Manchester City, el Madrid y el Borussia Dortmund o el Arsenal y el PSG. Por eso, el Barcelona ya intuye que en el sorteo le puede caer alguna "joyita", mientras que el madridismo, desde su segundo puesto, mira con buenos ojos a campeones de grupo como el Mónaco, el Nápoles o el Leicester. En cualquier caso, no hay sorpresas entre los dieciseis clasificados, representantes de las cinco grandes ligas: cuatro equipos españoles, tres ingleses, tres alemanes, dos italianos, dos franceses y dos portugueses.

Mónaco y CSKA, papeles cambiados. Si hay un grupo cuyo desenlace ha llamado la atención es el E porque la clasificación final supone un vuelco respecto a los criterios para el sorteo en agosto: el Mónaco, que entró en el bombo después de superar en la eliminatoria previa al Villarreal, llegó a la última jornada con el primer puesto asegurado; por contra el CSKA, uno de los cabezas de serie y habitual en la primera ronda eliminatoria, acabó como colista y sin el consuelo siquiera de la Liga Europa. Esa plaza será para el Tottenham, mucho menos competitivo en Europa que en la Premier. Del resto de clasificados resultan significativos los apuros del Oporto, que en un grupo asequible tuvo que esperar a la última jornada, en la que se benefició de medirse a un Leicester ya campeón.

Casillas, de récord en récord. La clasificación del Oporto permitirá a Íker Casillas seguir engordando unas estadísticas formidables. Será la decimoséptima vez que el guardameta español dispute los octavos de final de la Copa de Europa en sus dieciocho participaciones. Algo normal mientras defendió la puerta del Madrid, pero no tanto en su actual club. Sólo se había quedado fuera el año pasado, en su primera temporada en Oporto, al acabar por detrás del Chesea y el Dinamo de Kiev en la fase de grupos. Además, con su victoria frente al Leicester se convierte en el jugador con más partidos ganados en la competición: 97, por los 96 de Xavi, los 86 de Cristiano Ronaldo, 81 de Raúl y 80 de Giggs. En febrero tendrá la oportunidad de ampliar su récord, al menos de partidos jugados, ya que con 162 lleva más que nadie. No está tan claro su futuro en un club que ha acentuado su política de austeridad,basada en la cantera, con Casillas casi como única excepción, ya que cobra cinco millones de euros por temporada. El Oporto es un más que posible rival en octavos del Barcelona y el Atlético de Madrid.

El Barça más jugón. En Europa, el Barcelona ha desmentido los síntomas preocupantes que está mostrando en la Liga. Se aseguró el primer puesto del grupo sin demasiadas dificultades, con una sola derrota en el campo del Manchester City, y mostró un nivel de juego muy aceptable. Aunque el partido no tenía ningún interés competitivo, resultan significativos sus números frente al Borussia Mönchengladbach: según las estadísticas que proporciona la UEFA, el Barcelona batió el récord de la competición tanto en pases intentados (1.022) como completados (939). Fue como una vuelta a los orígenes del cruyffismo, con un 68 por ciento de posesión y varios jugadores especialmente acertados en el fútbol combinativo.

El Sevilla se sube al carro. Un año más, el fútbol español ha refrendado su liderazgo en Europa. A los tres habituales en las últimas rondas (Barcelona, Madrid y Atlético de Madrid) se ha unido esta temporada el Sevilla, que ha dado un paso al frente tras demostrar su poderío en la segunda competición, la Liga Europa. Con un potencial económico muy inferior ha sido capaz de pelear por el liderato del grupo con la Juventus. Logró arrancar un empate en la visita a Turín y adelantarse en el marcador en el duelo del Sánchez Pizjuán, pero la expulsión de Franco Vázquez en el primer tiempo, con 1-0, le condenó a la derrota. En pocos minutos pasó del primer puesto a poner en peligro su clasificación para octavos, ya que tenía que jugársela en el campo del Olympique de Lyon. Aunque podía permitirse incluso una derrota por la mínima, el equipo de Sampaoli volvió a mostrar su carácter competitivo y, con algún momento de apuro, arrancó un empate a cero. Como en octavos no podrán enfrentarse equipos de un mismo país, España aspira a llegar con cuatro opciones al antepenúltimo escalón europeo.