Ya está aquí otra vez ese rollo insoportable alrededor del Balón de Oro. Qué pesadilla. Tenemos por delante horas y horas, páginas y páginas, charlas y charlas acerca de si Messi es mejor que Ronaldo, de las razones por las que tal o cual futbolista no está en la lista de candidatos, de por qué es tan difícil que un portero gane ese premio, de la injusticia que supone el que no haya ningún jugador español con posibilidades de llevarse a casa el título, de lo grande que es Iniesta aunque no haya ganado (ni ganará) el Balón de Oro, de que hay que actualizar la ceremonia de entrega del premio para que los espectadores no se aburran más que en una conferencia de prensa de Messi? Un horror.

Decidir quién es el mejor en un deporte de equipo como el fútbol tiene poco sentido. ¿Qué significa ser "el mejor"? El mejor no es el que marca más goles, porque entonces Luis Suárez ganaría este año el Balón de Oro; ni el futbolista con más títulos, porque a veces el tamaño no importa; ni el portero que sostiene a un equipo no parando todo lo parable (eso ya lo hacen casi todos), sino parando algunos balones imparables como Casillas en sus mejores tiempos o Keylor Navas la pasada temporada; ni el defensa que marca el territorio, organiza el fuerte cuando los indios se lanzan al ataque y todavía tiene fuerzas para dejarse ver por el área rival, porque entonces tendríamos que ver a Sergio Ramos o a Godín ganando el Balón de Oro; ni el centrocampista perfecto que todo lo que hace lo hace bien y siempre cede el balón limpito al compañero mejor situado, porque ahí pocos discutirían el valor de Busquets? Y sí, acabo de citar a futbolistas de nuestra Liga, pero hay fútbol más allá de nuestras fronteras, aunque jueguen en equipos que hace tiempo que no ganan la Liga de Campeones. ¿Quién es "el mejor" futbolista, entonces? No sé? ¿Qué es Oriente para usted?

El escritor Orhan Pamuk recuerda en su hermosísimo "Estambul", en el capítulo en el que habla de Flaubert, de Oriente, de Occidente y de la sífilis, que el Oriente que interesaba al poeta Lord Byron era el Oriente turco, el de la daga, las ropas albanesas y las ventanas enrejadas que dan al mar, mientras que Flaubert prefería el Oriente recién salido del horno de los beduinos, de los desiertos, de las profundidades de África, del cocodrilo, el dromedario y la jirafa. ¿Qué es "Oriente" para un occidental? Depende de si hacemos esa pregunta a Lord Byron o a Flaubert. Al escritor francés no le gustó Estambul porque en la ciudad turca no encontró el Oriente que buscaba y además, y por lo que se desprende de sus cartas, en cuanto empezó su viaje comenzó a echar de menos su casa de Rouen, su estudio y su madre, así que lo más deseaba Flaubert era regresar lo antes posible. ¿Qué es "Oriente" para usted? ¿Qué es lo que busca en el Balón de Oro? ¿Busca el exotismo de la daga, las ropas albanesas, las ventanas que dan al mar y la melena al viento de un futbolista que se enfrenta si miedo a la defensa rival? ¿O quizás busca el futbolista cálido del desierto que no quiere dejar de ser un beduino y que juega entre cocodrilos como el Bayern de Múnich, al lado de dromedarios como en la Juve o frente a las jirafas del Manchester City? Los futboleros corremos el riesgo de despreciar el Balón de Oro porque en él no encontramos el Oriente que buscamos, y además en cuanto salimos de nuestra competición enseguida queremos volver a casa y dejarnos de premios exóticos.

¿El Balón de Oro? Sí, vale. Que se lo den a un turco con daga o a un beduino del desierto, pero lo que los futboleros queremos es que nuestro equipo gane la Liga, o la Premier, o la Bundesliga, o el Calcio. Queremos ser campeones de Europa. Nadie sale a la calle para celebrar el Balón de Oro, pero las fuentes se llenan de aficionados cuando hay que celebrar un título. Llegará el día en que sepamos quién es el Balón de Oro y todos querremos volver a casa porque, la verdad, los tres puntos del fin de semana son más importantes que la vitrina particular de un futbolista.