"Lo que pasa en el campo se queda en el campo". Esta frase, tan recurrente en el fútbol para justificar muchas veces lo injustificable, se queda desfasada ante una de las modificaciones del reglamento arbitral para esta temporada. A partir de ahora, una falta o agresión fuera de los límites del terreno de juego no sólo tendrá efectos disciplinarios para el infractor. Siempre que el balón siga en juego será castigada con libre directo o penalti. También tendrán consecuencias prácticas las intervenciones de cualquier persona inscrita en el acta, aunque no esté entre los 22 protagonistas de ese momento.

El 4 de agosto, los árbitros españoles recibieron la Circular número 3 del Comité Técnico, firmada por su presidente, Victoriano Sánchez Arminio, en la que se detallaban las principales modificaciones al reglamento para esta temporda realizadas por la International Board. En el preámbulo se especifica que la revisión se ha centrado "en adaptar las reglas al fútbol moderno". Éstas son algunas de las más significativas.

Factores externos. En un apartado de la Regla 3 se expone que "si se detiene el juego y la interferencia fue causada por un miembro del cuerpo técnico, sustituto, jugador sustituido o jugador expulsado, se reanudará el juego con un tiro libre directo o un penalti". Hasta ahora, cuando ocurría esto se castigaba al infractor y el partido se reanudaba con un bote neutral. Ahora el equipo del infractor será sancionado con una falta o un penalti, según donde se produzca la interferencia. Para intentar evitar situaciones de este tipo, la FIFA prohibió el calentamiento de los reservas detrás de la línea de fondo, junto a las porterías. También se habían dado casos, sobre todo en Sudamérica, de auxiliares que invadían el campo para abortar una jugada de peligro. Además, a partir de ahora los defensores tendrán que mirarse mucho lo que hacen fuera de los límites del terreno. Siempre que el balón siga en juego, aunque él y el rival estén fuera, una falta será castigada con libre directo o con penalti si la infración se produce en la perpendicular del área.

El triple castigo, depende. La expulsión del guardameta del Éibar, Asier Riesgo, en el partido de la pasada jornada en Granada reabrió las dudas sobre el castigo para las acciones que abortan una ocasión manifiesta de gol. Riesgo salió al borde del área a cortar un avance de Ponce y le derribó cuando era el último hombre y estaba en una posición centrada. Hubo mucho debate, pero según el criterio del comité, el árbitro acertó: falta y tarjeta roja. Curiosamente, según las últimas modificaciones, esa misma acción dentro del área sería penalti y tarjeta amarilla. La clave para entender la diferencia es la intención de jugar el balón. Dentro del área, un empujón, un agarrón, una mano voluntaria o una zancadilla por detrás -siempre con el matiz de que impida una ocasión manifiesta de gol- seguirán siendo castigados con penalti y expulsión. Es decir, que el anuncio de la desaparición del triple castigo (por la consiguiente sanción federativa) no es del todo cierto.

Ojo con las paradinhas. Los árbitros han sido advertidos para juzgar con precisión lo que se considera una "paradinha" irregular en el lanzamiento de un penalti. En el caso de que un jugador se detenga justo delante del balón, no sólo se anulará el posible gol, sino que se castigará con tarjeta amarilla y libre indirecto en contra de su equipo. También se sancionará de esa manera en caso de que lance el penalti un jugador diferente al señalado en un principio. Asimismo, los porteros tendrán que afinar porque, en caso de que se adelanten de la línea de meta y el lanzamiento no acabe en gol, se repetirá el penalti y verá tarjeta amarilla el guardameta.

Fuera de juego. La principal acotación a la regla del fuera de juego se limita a reflejar por escrito algo que los árbitros ya llevaban años aplicando: las manos y los brazos no cuentan para considerar que un jugador está en fuera de juego. Por lo demás, las cosas siguen igual: sólo se pitará fuera de juego a un futbolista en una posición adelantada si interfiere en el juego (tocar el balón), interfiere en un adversario (molestarle, estorbarle en la trayectoria del balón, disputándoselo físicamente o cubriéndole el espacio visual); o si saca provecho de esa posición tras pegar el balón en el poste o un adversario.

Lesionados. A partir de ahora, no siempre los jugadores que sean atendidos de una lesión tendrán que salir del campo. Aunque siempre quedará al criterio arbitral, aquellos que sean víctimas de una entrada que conlleve amonestación o expulsión del adversario podrán seguir en el césped tras ser atendidos, siempre que la evaluación y el tratamiento se realicen con rapidez. Tampoco tendrán que abadonar el campo dos jugadores del mismo equipo que choquen y requieran asistencia.