Dos meses en España dan para mucho, y los jóvenes saharauis que llegaron este verano a través del programa "Vacaciones en Paz" han aprovechado cada minuto en la ciudad. Una de las actividades de las que han podido disfrutar es la de lanzarse a las aguas del Duero con una piragua gracias a la colaboración de la ADZ-Iberdrola.

Con un desparpajo impactante, niños y niñas de entre 10 y 12 años han disfrutado de una hora y media durante dos días a la semana en el mes de agosto emulando los primeros pasos que dieron los grandes palistas zamoranos a bordo de piraguas adaptadas para que no vuelquen en exceso. "Nos gusta mucho montar en el 'piragüismo' -así conocen ellos a la piragua-", espeta el grupo de ocho niños que suele bajar a la actividad.

Dos monitores, José y Pablo, se encargan de guiar a los norteafricanos. El primero de ellos explica que "los niños son muy atrevidos, desde el primer momento se lanzan al agua sin ningún reparo y algunos reman muy bien". Estos, en particular, no es la primera ocasión que vienen a la ciudad, por lo que quizás son más extrovertidos por esa razón. "Sabes que no se pueden quedar, pero algunos tienen cualidades para seguir trabajando con ellos y que pudieran tener una trayectoria", cuenta José sonriendo al grupo mientras intentan posar subidos a las piraguas.

A pesar de las diferencias culturales que se dejan entrever, tales como la relación distante que tienen los niños con las niñas y viceversa, los jóvenes no paran de sonreír mientras juegan con el agua. "A veces se ponen a cantar canciones en su idioma y te piden que hagas los coros con ellos, a la vez que disfrutan ellos, disfrutas tú", explica José sobre la manera de disfrutar de los niños con esos cánticos. Justo en ese momento en el que los saharauis cantaban, casualidades de la vida hicieron que llegasen de entrenar Emilio Merchán y Alejandro Sánchez, ambos sorprendidos por un recibimiento que aseguraron "nunca haber tenido en el embarcadero".

Javi, uno de los niños, admitió que le "encantaría volver por todas las cosas que hacen durante estos dos meses" y que allí no pueden hacer. Todos colaboran en las tareas de recoger las piraguas de vuelta a los hangares y se despiden con la ilusión de que el próximo año puedan volver a recoger las mismas palas para volver a surcar el Duero.