Jaime Rosón fue uno de los protagonistas del día en la Clásica de San Sebastián, prueba de 220 kilómetros que se decidió en favor de Mollema tras la última subida, la llevada a cabo en el Murgil Bidea.

El ciclista zamorano del Seguros RGA Caja Rural fue uno de los grandes animadores del día al conseguir meterse en la fuga que llevó las riendas de la serpiente multicolor durante casi una treintena de kilómetros. Faltaban 76 a meta y Rosón, junto a otros cuatro ciclistas, se separaban del pelotón y lograban situarse a un minuto de ventaja. Una renta que llegó a ser hasta de 90 segundos pero que, antes de la última subida del día, el pelotón acabó tirando abajo.

Fue el trabajo del Movistar quien puso fin al intento de Rosón, cuyo grupo avanzado llegó a contar con Mikel Landa en sus filas antes de que todos los participantes se reagruparan en un solo bloque a 52 kilómetros de la línea de meta. Un poco antes de encarar la ascensión a Murgil Bidea, donde se decidió la carrera.

En la última subida, los ilustres del pelotón se destaparon. Lo intentó Purito, también Valverde y el joven Yates, sobresaliente en el Tour. Sin embargo, quien consiguió pegar el tirón definitivo fue Mollem, que logró separarse lo suficiente del resto de favoritos que salieron tras él.

El holandés encaró los metros finales con diez segundos de ventaja sobre Gallopin (segundo), Valverde (tercero) y Purito, que fueron incapaces de atraparle.