28 de mayo, Milán. Estadio Giuseppe Meazza. El Real Madrid de Cristiano Ronaldo, su número "7", y el Atlético de Antoine Griezmann, con el "7" también a la espalda, se miden por el título continental de clubes. El francés erró entonces al inicio del segundo tiempo un penalti (estrelló el balón en el larguero) que pudo haber inclinado la balanza a favor de los rojiblancos; el portugués transformó el quinto penalti de la tanda definitiva que decidió el choque tras el fallo anterior de Juanfran. El Real Madrid ganó su undécima corona continental y el Atlético se quedaba por tercera vez a las puertas?

11 de julio, París. Estadio Saint-Dennis. El inglés Mark Clattenburg como árbitro al igual que mes y medio antes en Milán. La Portugal de Cristiano Ronaldo, su número "7", y la Francia de Antoine Griezmann, con el "7" también a la espalda, se miden por el título continental de selecciones. Los anfitriones buscan el que sería su tercer título, con lo que igualar a España y Alemania al frente del ranking europeo, y los lusos el primero tras la enorme decepción que les supuso perder la final de 2004 en casa ante Grecia?

Cristiano Ronaldo, el "7" del Madrid y de Portugal, y Antoine Griezmann, el "7" del Atlético y de Francia, vuelven a acaparar el centro de atención futbolístico. Son los grandes protagonistas de sus equipos ante la final de mañana, sus máximos goleadores. Cristiano abrió para Portugal la puerta de la final con su extraordinario gol de cabeza ante Gales y su posterior remate que daría origen al tanto de Nani; Griezmann firmaba los dos tantos de Francia ante Alemania para convertirse en un nuevo héroe galo -58 años llevaban los franceses sin eliminar a los germanos en un gran torneo-, al que le falta sólo un último peldaño para hacerse un hueco en la historia junto a los Kopa, Fontaine, Platini o Zidane.

Cristiano, máximo goleador en la historia de la Eurocopa con sus nueve goles, igualado de momento con Platini, y único jugador que ha marcado en cuatro fases finales, tiene ante sí la oportunidad de completar su grandioso palmarés con un gran título con su selección. Griezmann, que ya tiene hecho un hueco en la vitrina para poner la "Bota de oro" que le acredite como máximo realizador de la Eurocopa (llega a la final con seis goles, tres más que los de sus compatriotas Payet y Giroud, y de los lusos Ronaldo y Nani), tiene la ocasión de borrar definitivamente la frustración que le supuso aquel penalti errado en Milán. Ante Alemania, en la semifinal, ya evidenció tener los nervios templados. Encaró a Neuer con la confianza de los grandes jugadores. El portero alemán se tiró a la izquierda y el pequeño galo le envió el balón a la derecha.

Cristiano siempre ha aparecido en el torneo cuando Portugal más le necesitó. Sin alardes, pero con una enorme efectividad. Tuvo la selección lusa el premio extra a su mala fase de grupos de encontrarse por una parte del cuadro en la que no estaba España -también por culpa de su mala fase de grupos y aquella derrota ante Croacia?- y Portugal ha ido superando rivales al son de los goles y las asistencias del madridista.

Griezmann ha ido creciendo según transcurría el torneo. Retirado del campo al cumplir la hora ante Rumanía en el choque inaugural y suplente frente a Albania, pareció acusar al comienzo el desgaste físico y psicológico de una intensa temporada de 54 partidos con el Atlético que culminaron con la dolorosa derrota de Milán. Pero la confianza de Deschamps, el seleccionador galo, le ha devuelto la frescura en su juego, la velocidad en sus contras y la efectividad en sus remates.

En París, mañana, Cristiano Ronaldo y Antoine Griezmann buscarán el título para sus selecciones en una final con sabor a derbi de Madrid y aire de revancha de Milán. Un partido en el que, además, nadie ignora que pueda estar en juego el "Balón de oro" del año. Para el madridista sería el cuarto y el primero para el colchonero.