Peleado, sufrido y muy valioso. Así fue el triunfo que ayer logró el GCE Villaralbo por la mínima ante el Villamuriel, que le permite mantener su puesto de privilegio y seguir dependiendo de sí mismo para acabar la Liga en puestos de play-off. El equipo inició el encuentro con varios cambios respecto el que salió hace una semana ante el Almazán ante un rival que, al igual que sucedió una semana antes ante el líder, no se arrugó en ningún momento e hizo valer su trabajo en defensa por encima de cualquier otro factor aunque en ataque aparecieron a cuentagotas.

A pesar del buen juego interior que demostró el Villamuriel y su contundencia a la hora de repeler el peligro, eran los eléctricos los que llevaban la batuta de un ataque que se fue animando con el paso de los minutos aunque durante la primera mitad faltó algo de precisión.

Una gran arrancada de Gallego, un buen balón que puso Mato hacia Tejedor pero que cortó un defensa o un disparo envenenado de Bruju que se fue fuera por pocos centímetros dejaban patente la intención villaralbina ante unos palentinos que tuvieron aproximaciones pero mucho menos claras como demuestra el hecho de que Juanjo tuvo pocas intervenciones y lo más destacado fue un buen disparo de Javichi que acabó en sus manos.

El viento racheado también tomaba protagonismo en el Fernández García propiciando errores en el control que pudieron salir caros. Con la media hora superada el guion continuaba sin variables, y es que mientras que los de Tornadijo buscaban la recompensa a su juego ofensivo, el Villamuriel desbarataba cualquier opción mientras esperaba su oportunidad en una buena contra aunque el desgaste físico podía pasarles factura tras el descanso. La frescura fue disminuyendo en el juego zamorano y eso que en los compases finales se tuvo la mejor oportunidad de marcar con Diego como gran protagonista aunque su disparo terminó por irse por línea de fondo.

El GCE Villaralbo salió en la reanudación dispuesto a sentenciar por la vía rápida y Manu Arias, con un gran cabezazo pudo hacerlo pero Sevi terminó por enviar a córner, e instantes después fue Garban quien probó suerte aunque el esférico se fue por encima del travesaño. Los de Tornadijo habían salido con una marcha más ante un Villamuriel más desajustado que en el primer acto lo que llevó a su entrenador a empezar con los cambios.

El encuentro se había convertido en un monólogo zamorano pero la suerte no estaba acompañando a los de Tornadijo y es que Garban volvió a tener un gol claro que, de nuevo, se fue alto. Parecía que el tanto eléctrico debía llegar en cualquier momento y por fin apareció cuando tras un rechace Bruju empalmó el balón para enviarlo al fondo de la red, imposible para el cancerbero.

Los villaralbinos buscaban el segundo mientras que el Villamuriel convirtió a Juanjo en un convidado de piedra hasta que Sáez protagonizó el primer intento de la segunda mitad con un tiro que fue por línea de fondo aunque fue prácticamente la única oportunidad puesto que les costaba cruzar los tres cuartos de campo.

La tensión fue creciendo en gradas y césped, sobre todo cuando los visitantes reclamaron un penalti a Valencia que el colegiado no consideró. El partido hacía aguas y Ballesteros, que volvió a vestirse de corto tras superar su lesión, trató de poner la guinda con un disparo que finalmente no movió el marcador.