El partido de vuelta de los cuartos de final de la Liga de Campeones supone esta noche un enorme desafío para Atlético de Madrid y Barcelona en el Vicente Calderón, con ventaja azulgrana, con ánimos contrapuestos, con el pase a semifinales para el ganador y sin consuelo para el perdedor.

El 2-1 del encuentro de ida de hace una semana en el Camp Nou mantiene todo abierto para el choque de hoy, pone parte del foco en el prestigioso árbitro italiano Nicola Rizzoli, tras la polémica actuación del alemán Félix Brych en el primer duelo, y multiplica la emoción, la tensión y la pasión de un partido vital.

En juego está la continuidad en la Liga de Campeones, un torneo que ambicionan ambos equipos en esta temporada mientras interrumpen su carrera por la Liga, en la que solo están separados por tres puntos, para centrarse en noventa minutos definitivos para Atlético de Madrid y Barcelona.

Messi, Luis Suárez, Neymar, Iniesta, Busquets, Mascherano o Piqué contra Griezmann, Koke, Godín, Carrasco u Oblak; un duelo a todo o nada con ventaja de salida para el conjunto azulgrana, con las obligaciones de marcar gol rojiblancas y con un Calderón lleno.

Y, entre todos esos factores indispensables que configuran el encuentro de vuelta, también surge el ánimo de la última semana en uno y otro equipo, reforzado en los locales con su triunfo por 1-3 ante el Espanyol y su primer tiempo en el Camp Nou, superior hasta la expulsión de Fernando Torres, y debilitado en los visitantes por su segunda derrota seguida en la Liga, consumada en Anoeta (1-0).

Después de haberse mostrado intratable en la Liga y en la Liga de Campeones, de haber acumulado 39 partidos sin perder, de que su tripleta de delanteros batiera todos los récords goleadores y de que su fútbol fuera inmaculado, los azulgrana entraron en depresión y ahora mismo es difícil establecer un diagnóstico preciso.

Todo empezó tras aquel empate en Villarreal (2-2), se prolongó con la derrota ante el Madrid en el Camp Nou (1-2) y con la sufrida hace unos pocos días en Anoeta (1-0), donde el Barça de nuevo no fue el Barça.

En medio de todo, una victoria frente al Atlético en la ida de los cuartos de final que marca el futuro (2-1). Encajaron los azulgranas un gol por medio de Fernando Torres y las alertas, todas las luces rojas, se encendieron en el Camp Nou.

Al final, Luis Suárez le dio la vuelta a la complicada situación con dos goles que le dan esperanza a los azulgranas, pero las dudas continúan y tienen nombre y apellidos: Messi, Neymar y Busquets. El argentino está encallado en su juego. No marca desde el 16 marzo, cuando anotó ante el Arsenal, y tampoco muestra su carácter dominante en los últimos partidos. Tampoco Neymar anda bien, especialmente después de su periplo con la selección brasileña, mientras que Busquets, el fiel del equipo, no está tan fino, seguramente por la acumulación de partidos.

El Atlético, por contra, irrumpe en el tramo final del curso con determinación. Sus dos victorias seguidas en la Liga, en la que ha recortado seis puntos al liderato del Barcelona en una semana, más su potente primer tiempo en el Camp Nou y su explosión goleadora de las últimas semanas reafirman al equipo rojiblanco.

En la memoria del Atlético, que sólo ha perdido cinco de sus 40 partidos oficiales más recientes -dos con el Barça-, el último precedente europeo ante el equipo azulgrana del 9 de abril de 2014, cuando venció y eliminó en la misma ronda y la misma competición a su rival de hoy con un 1-0 en el Calderón, tras el 1-1 de la ida. Pero con Luis Enrique la cosa ha cambiado. Desde que el Barcelona es entrenado por el asturiano, los atléticos no han ganado nunca.