A diferencia de lo que se dice en la presentación de "La revolución de las pirámides", ese documental que despreciando los estudios de los egiptólogos pretende atribuir el mérito de la construcción de la Gran Pirámide de Keops a una civilización extraterrestre, cualquier parecido del Barça con la ficción no es pura coincidencia. Las teorías de esos egiptólogos "alternativos" que analizan las pirámides con la "mente abierta" y muy pocas horas de estudio son estupendas para una película como "Stargate", es decir, para la ficción, pero no para explicar el legado de los antiguos egipcios. En el Barça, sin embargo, la ficción coincide con los hechos científicos.

Ver jugar al Barça, incluso al Barça sin Suárez y Busquets que destrozó al Getafe, es como ver a un extraterrestre levantar una pirámide con su poder mental ante los asombrados ojos de los egipcios. Pero no es ficción. No es una película. Es real. Los extraterrestres, en el caso de que existan, tienen cosas mejores que hacer que dejar mensajitos en una pirámide para que miles de años después los humanos nos demos cuenta de lo listos que son. Los jugadores del Barça no tienen nada mejor que hacer que dejar mensajes en cada partido para que el Arsenal en Liga de Campeones, el Villarreal en Liga, el Sevilla en la final de Copa y todos los rivales del Barça se den cuenta de que el Barça no es un equipo listo, sino un buen equipo. Un equipo maravilloso. Más allá de los dichosos récords, de las estadísticas que tanto gustan a Cristiano Ronaldo, de las goleadas y de la tabarra del triplete, el Barça es un equipo que los piramidólogos del futuro se empeñarán en explicar recurriendo a los extraterrestres. Dirán que Messi no era humano, sino de una galaxia muy lejana. Que el gol de chilena con la pierna izquierda de Turan después de una asistencia perfecta de Piqué que nunca quiso ser asistencia no fue un gol humano. Que un equipo de fútbol del planeta Tierra no puede jugar así. Que no. Que es imposible. Que una civilización extraterrestre se dio una vuelta por el Camp Nou y levantó una pirámide que será admirada por los siglos de los siglos. Dirán eso, pero no es cierto. El mérito de la Gran Pirámide de Keops es de los egipcios que la diseñaron y construyeron, y el mérito de este Barça es de los técnicos que lo diseñaron y de los jugadores que lo construyeron. Este Barça es tan bueno que cualquier parecido con la ficción no es pura coincidencia.