El Sevilla intentará hoy en Balaídos (20.30 horas/La1) sentenciar sin sustos su pase a la final de la Copa del Rey seis años después de la última vez, aunque viaja a Vigo sin confianzas para medirse a un Celta que no renunciará a la eliminatoria y que pese al 4-0 del Ramón Sánchez-Pizjuán no reservará nada en busca de un milagro. Campeón del torneo del 'k.o' en 2007 y 2010, el conjunto hispalense quiere volver a saborear una final, un partido al que se ha habituado en la última década, gracias en buena parte a esos éxitos y a los conseguidos en la UEFA/Europa League, y que en el caso de superar a los de Eduardo Berizzo sería la séptima en nueve años.

Enfrente, un rival que pagó caro dos minutos hace una semana y que se volvió con un resultado muy duro y con el añadido de ni siquiera haber podido marcar para tener algo más de esperanza ante su afición. Pese a todo, el equipo celeste no quiere darse por vencido y ha convocado a su afición para que les dé un impulso extra en busca de volver a la final de la competición 15 años después. Por ello, pese al 4-0 y a que el conjunto local debe golear y además no encajar, Unai Emery ha insistido en aplazar la euforia por estar rozando la gran final y tanto él como el vestuario han recordado que el poderoso FC Barcelona ya cayó por 4-1 en su visita liguera, un resultado que también clasificaría al Sevilla.