El MMT Seguros dio ayer una lección de sobriedad y trabajo colectivo frente al Academia Octavio, colista de la liga, al que se impuso por 30-21 en un duelo más igualado de lo que acabó dictando el marcador final. Un tanteo que se disparó en el último cuarto de hora, cuando los vigueses bajaron los brazos ante el potencial del conjunto local.

Los "Guerreros de Viriato" bien harían en tener presente siempre un partido como el de ayer. Un envite, a priori muy favorable, que termina como dicta la lógica por la puesta en escena de factores tan importantes en el deporte como la paciencia, la constancia y la sobriedad.

No fue la mejor actuación del MMT Seguros. Ni la más espectacular, ni la más acertada. Pero si una de las que mejor reflejó sus principios, basados en el esfuerzo y la labor de su colectivo. También en ese concepto que llaman familia, que quedó reflejado en el desparpajo que Raúl Maide mostró en su debut durante los minutos finales del choque.

Un encuentro que cumplió con el guión previsto. García Valiente había afirmado antes del duelo que la solidez defensiva y no dar lugar a un loco correcalles resultaría clave. Y no se equivocó. De hecho, su planteamiento cobró forma desde el primer minuto, ayudado también por las intenciones de su rival.

Ninguno de los dos equipos quiso jugar rápido. Apostaron por posesiones largas, esperando el momento para anotar. Algo que sorprendió en un Academia Octavio que, quizá, esperaba ahorrar combustible para el final.

La estrategia viguesa marchaba por buen camino en los minutos iniciales. Principalmente porque Lloria, viejo conocido de la afición zamorana, saltó a la pista empeñado en vengarse de la derrota de hace dos años en este mismo escenario. El meta, descalificado en aquel partido de 2014, ofreció un recital de paradas que permitían a los visitantes mantenerse en el marcador.

Lloria se empeñó en responder cada intervención de un Leo Maciel tan brillante como otras veces en el Ángel Nieto. Él y la sobresaliente actuación del 6-0 zamorano fueron de lo mejor de la primera mitad ayer para el MMT Seguros.

Con los porteros luciéndose, no fue de extrañar que el primer cuarto de hora se cerrara con solo nueve goles en el electrónico (5-4). Pero en ese momento, el intercambio de goles dejó de ser la constante que dominaba el juego.

La dinámica se rompió con una genialidad de Octavio, terminando de desaparecer poco después con la primera exclusión del partido. Y es que, con un hombre menos para resguardar a Lloria, el MMT Seguros pudo hacer subir al luminoso la primera renta de relevancia con dos tantos de Carletes (9-6, m. 22).

Intentó reaccionar el Academia Octavio pero, sus esfuerzos solo sirvieron para que la diferencia no se hiciera más grande. Además, al cuadro de Jabato exhibir esa resistencia le costó perder a uno de sus "buque insignia" como Cerillo, que no volvería al partido en una segunda mitad que comenzó con 13-9 como tanteo.

El colista había resistido el potencial zamorano en el primer acto pero acabó bajando los brazos en la reanudación. En parte, porque pese a responder a cada una de sus defensas o goles, el MMT Seguros tuvo la sobriedad como guía hacia la victoria.

El cuadro de Viriato ni se dejó llevar por la ansiedad al inicio del duelo ni cayó en el exceso de confianza de contar con un cómodo colchón. Siguió trabajando y lo hizo como suele ser habitual para él, en equipo.

Con Alberto Molina en pista, ya plenamente integrado en el juego zamorano, la movilidad zamorana siguió siendo constante. Jortos, Iñaki, Octavio o Reyes marearon a un Academia Octavio que comenzó a ver el partido cuesta arriba con un parcial de 3-0 que elevaba la renta a siete goles cuando faltaban veinte minutos (20-13). A partir de ahí, con tiempo muerto visitante incluido, el colista pareció pensar más en su próximo envite frente a Zarautz.

La competitivad bajó una marcha. Las defensas se abrieron y la grada comenzó a disfrutar pues, con 24-16 en el electrónico a diez minutos de la conclusión, era más que probable que los dos puntos quedaran en casa. Por ello, llegaron los alardes y las ovaciones.

Fue tiempo para reprobar la justa descalificación de Paul por una fea acción sobre Luisín y para celebrar varias acciones de mérito, como los goles de Reyes desde la lejanía, los "fly" que Peli y Molina proporcionaron a sus compañeros o las paradas de un Javi Grande que ayer, bajo palos, estuvo enorme deteniendo varios siete metros. Aunque, sin duda, quien más aplausos se llevó en el triunfo de la colectividad y la sobriedad vivido en el Ángel Nieto fue Raúl Maide.

El canterano, que ocupó el puesto de Guille a última hora en la convocatoria, exhibió sus "nervios de acero" transformando dos penaltis que le cedieron sus compañeros y anotando en otra acción para cerrar la que fue una exhibición de sobriedad y unión del MMT Seguros (30-21). Una lección que debe siempre recordar.