La ciclista belga Femke Van den Driessche, sospechosa de haber utilizado una bicicleta trucada con un motor este sábado durante los Mundiales de ciclocross de Heusden-Zolder (Bélgica) afirmó ayer que ésta no era la suya, sino una idéntica propiedad de un amigo.

"No era mi bicicleta, sino la de un amigo, idéntica a la mía, pero ésta terminó en mis manos después de un error de un mecánico", explicó la deportista entre lágrimas durante una entrevista con la cadena belga Sporza.

La bicicleta trucada "es exactamente igual que mi bicicleta actual", aseguró Van den Driesschem, quien dijo que su propietario es un amigo que había ido a visitarla el sábado con la misma y que un mecánico debió tomarla por la suya y la preparó para la carrera.

"Este muchacho a veces entrena conmigo y mis hermanos, pero no tenía idea de que había colocado un motor, nunca me lo había dicho. Todo esto es un error", aseguró la joven ciclista.

Van den Driessche afirmó esta ser consciente de que su carrera "podría haberse terminado", aunque dijo esperar "una segunda oportunidad".

La Unión Ciclista Internacional (UCI) ha anunciado la apertura de una investigación en torno a la bicicleta utilizada por Van den Driessche en la carrera sub-23 de los Mundiales de ciclocross en Heusden-Zolder (Bélgica) por sospecha de "fraude tecnológico".

La Real Liga Velocipédica Belga ha confirmado que la bicicleta investigada por presunto fraude tecnológico sí es la de Femke Van den Driessche, una de las favoritas en la categoría, que se retiró de la carrera.

La corredora belga abandonó la prueba alegando precisamente una avería mecánica en la última vuelta.

El presidente de la Unión Ciclista Internacional, Bryan Cookson, confirmó el "fraude tecnológico" en una bicicleta que incorporó un motor escondido durante el Campeonato Mundial Femenino de Ciclocross Sub 23, según expresó el máximo mandatario en rueda de prensa.

"Es absolutamente claro que hubo un fraude tecnológico. Había un motor escondido incorporado en la bicicleta. No creo que haya ninguna duda sobre esto", confirmó Bryan Cookson.

El ciclismo ha luchado contra los escándalos de dopaje y últimamente ha estado luchando también contra este tipo de situaciones de fraude tecnológico, pero no se había demostrado nada aún en estos casos.

Por último, el máximo mandatario de la UCI volvió a insistir en que se está luchando contra esta delicada situación por el bien del ciclismo y de los ciclistas que no hacen trampas. "Estoy comprometido y la UCI se compromete a proteger a los pilotos que no quieren hacer trampa de ninguna manera y para asegurarse de que los pilotos honrados ganen las carreras", concluyó Cookson. El fraude tecnológico está penado con un mínimo de seis meses de suspensión y una multa de entre 20.000 francos suizos (18.850 euros aproximadamente) y 200.000 (180.850 euros).