Agradecido al club y, sobre todo, a los jugadores. Así se mostraba ayer Diego Rojas horas después de que se conociera su destitución al frente del banquillo del GCE Villaralbo aunque, eso sí, el burgalés lamentó que no se le hubiera dado "ese último partido". Rojas aseguró a este periódico que en ningún momento pensó que el disputado ante el Bupolsa (0-0) iba a ser su última oportunidad como entrenador de los eléctricos y cree que "faltó una reunión conmigo. Nadie me ha dado nunca un ultimátum".

De hecho, su primer conocimiento sobre lo que podía suceder vino tras el empate del sábado, una destitución que se confirmó a última hora del domingo tras una reunión de la directiva y tiempo para que el presidente, José Fernández, meditara su decisión para evitar precipitarse, tal y como él mismo confirmó. A pesar de la decepción y del estado en el que se encuentra, Rojas se mostró agradecido a la entidad por estos meses y quiso alabar a su plantilla, a la que describió de "maravillosa" y animó a los futbolistas a seguir luchando y es que está en su deseo que el equipo pueda disputar el play-off ya que "hay calidad para hacerlo". Asimismo, el míster comentó que durante este tiempo ha tratado de "profesionalizar el club" y recordó que durante muchas semanas estuvieron en puestos de fase de ascenso que ahora mismo tienen a cinco puntos. Se acaba así la etapa del entrenador burgalés en el GCE Villaralbo, que ya busca sustituto aunque mientras cierran un acuerdo será Saludes, segundo técnico, el que dirija las sesiones de entrenamiento.

Varios candidatos

Los rumores no se han hecho esperar y entre el abanico de opciones que existe para hacerse cargo del banquillo están María Hernández y Carlos Tornadijo, ambos entrenadores muy conocidos y contrastados, aunque habría más aspirantes. Se espera que esta semana se conozca el nombre definitivo del nuevo técnico.