Es una pena que después de tantos años de dedicación al Madrid Florentino Pérez no haya aprovechado el tiempo para sacar el carnet de entrenador. El presidente del Madrid ficha técnicos de todos los gustos, colores y nacionalidades y total para que acaben saliendo uno tras otro por la puerta de atrás. Porque ningún técnico tiene posibilidad de triunfar a la vista de los condicionantes con los que se enfrenta. Tienen que jugar todos los fichajes del presidente y el presidente ficha sin orden ni concierto futbolístico; por tanto cualquier inquilino del banquillo blanco sí que afronta una auténtica misión imposible, la de dotar de equilibrio a un equipo en el que el desequilibrio es su forma natural de existencia.

Por eso lo mejor que le podría pasar a este Madrid es que Florentino Pérez fuese también el entrenador. Al menos se ahorraría ese baile de técnicos y habría un día que la situación sería insostenible para el propio Pérez y el Madrid podría librarse de él, poniendo fin a la trayectoria en el club de quien le está haciendo tanto daño.

No ha habido presidente que haya gastado tantísimo dinero y que haya obtenido tan poco rendimiento en forma de títulos, que es lo que cuenta para él, como no se cansa de repetir en sus intervenciones, cuando apela una y otra vez a la exigencia histórica de un club tan laureado.

Como el presidente no se pone nunca en cuestión acaba recurriendo a supuestas campañas de desestabilización para justificar tanto fracaso. Típico. Benítez, a la desesperada, también hizo suyo lo del enemigo exterior, pero ya era demasiada tarde, después de los desaguisados propios y de los provocados por la cuando menos peculiar forma de llevar el club por parte del presidente.

Tras este último episodio en la convulsa nave madridista solo hay una cosa segura. Que ya se sabe que Zidane será el próximo entrenador destituido por Florentino Pérez, convertido en una máquina imparable de cargarse entrenadores.