Corría el año 1995. Estadio Santiago Bernabéu y final de la Copa del Rey. Valencia y Deportivo se veían las caras en una final, un año después de la Liga perdida por el Dépor con aquel penalti fallado por Djukic. Zubizarreta saca de portería. Se apoya en su lateral izquierdo para iniciar el juego desde atrás. Por abajo. Poco faltaba para el final de la primera parte. No convenía arriesgar en exceso. El balón lo recibe Juan Carlos, que actuaba como lateral izquierdo. Éste se la da a Mazinho, que retrasa a Giner. Giner, presionado por un jugador deportivista se lía, le roban el balón y el escurridizo deportivista cruza la pelota ante la salida de Zubizarreta. Gol. El Deportivo se adelantaba en una final que más tarde ganaría días más tarde, ya que aquella final se suspendió por las inclemencias climatológicas. El pequeño centrocampista que presionó con empeño, un balón que pocos lo hubieran hecho, era Javier Manjarín Pereda (Gijón, 1969), conocido como ‘Manjarín’.

Manjarín y Donato sujetan la Copa de 1995 en los actos por el 20 aniversario del título. FOTO: La Opinión de A Coruña

Asturiano de Gijón, salió como tantos otros de la fructífera cantera de Mareo. Se formó de la mejor de las maneras en el seno del Sporting, quemando paso a paso, y una a una, todas las etapas hasta llegar al Sporting Atlético, donde el fútbol pasa la corte del fútbol amateur al fútbol profesional. Ya no todos valen, y el filtro es cada vez mayor. El paso del primer equipo está cerca. Tan cerca, que poco tardó Manjarín en debutar en primera. Fue en el Molinón frente al Athletic Club. El Sporting cayó derrotado, pero los aficionados tenían motivos para pensar en positivo, la cantera seguía dando buenos jugadores.

Cuatro años fueron los que Manjarín permaneció en el Sporting, hasta dar paso al Deportivo. Un equipo y una ciudad que marcarían su vida. Allí conoció a su mujer, conoció la ciudad donde más tarde se afincaría, y compartió época y vestuario con grandes jugadores como Fran, Donato, Bebeto o Mauro Silva. Fue un pilar básico para Arsenio Iglesias y para Toshack. Con ambos dio lo mejor de su carrera. Pero con la llegada de Carlos Alberto Silva, su participación como un fijo fue descendiendo. Con ‘Jabo’ Irureta en su último año como deportivista no mejoró la cosa. Contó para el técnico vasco, pero poco. Al final de la temporada 98/99, previa a la primera liga del conjunto coruñés, Manjarín se marchó a Santander.

Manjarín, en el centro, saluda a Gaby Moya en un encuentro de veteranos. A su lado, Cristóbal, Busquets y Nando. FOTO: EFE

En el Racing llegó para dar experiencia a un equipo que siempre coqueteaba con la opción de descender. Ya estaban jugadores como Munitis, Amavisca o Salva Ballesta. El primer año las cosas fueron bien. El equipo se salvó en una liga complicada en la que descendieron equipos como Atlético de Madrid y Sevilla. En la segunda la cosa cambió. Despidieron al uruguayo Benítez, más tarde también acabó en el paro Goyo Manzano, y con Andoni Goikoetxea el Racing certificó su descenso a Segunda División. Manjarín cerró su etapa en el fútbol español y puso rumbo a México. Cruzó el charco, donde estuvo dos años. Primero en el Atlético Celaya y al año siguiente en el Club Santos Laguna. Una etapa que Manjarín recuerda con gran cariño. "Fue una experiencia muy bonita. Allí descubrí una liga diferente y una nueva forma de entender el fútbol". Javier Manjarín se retiró en el Arteixo gallego en 2005 y posteriormente disputó encuentros de fútbol 'indoor' con los veteranos del Deportivo.