Los ánimos caldeados de la afición del Real Madrid antes del encuentro, tras la goleada sufrida en el Clásico y la eliminación de Copa del Rey por alineación indebida de Denis Cheryshev en Cádiz, se calmaron con buen fútbol y goles nada más arrancar el partido de Liga ante un Getafe que se llevó cuatro. El reencuentro con la afición madridista a la espera de los recursos que el club presentará, era un plebiscito.

Los aficionadosmostraron su malestar antes del encuentro. "Es una vergüenza, somos el hazmerreír de todo el mundo", comentaban los seguidores en conversaciones acaloradas a puertas del Bernabéu aún encendidos tras conocer en la tarde del viernes la decisión del juez único de Competición. Se trasladaron dentro del estadio donde los silbidos resonaron por encima del elevado volumen de megafonía cuando se nombró a Rafa Benítez.

Saltaron los equipos y nada más concluir el himno de la Décima, en el primer instante de silencio se juntaron silbidos de queja y gritos aislados de "Florentino dimisión", que fueron cobrando fuerza hasta que el tercer anfiteatro del fondo sur, la grada de animación, comenzó a alentar, "ahora más que nunca, te quiero Real Madrid", corearon.

La actitud del equipo titular de Rafa Benítez no dejó espacio para la gresca. El Real Madrid salió volcado en busca de una goleada que contentase a todos y a los cuatro minutos ya marcaba el francés Karim Benzema para convertir el mosqueo en ovación y cariño a un futbolista que lo está pasando mal por situaciones extradeportivas.

Nada frenó al Real Madrid en la primera parte. La plantilla blanca metida en el partido, presionando, dominando, creando acciones de peligro y marcando. Doblete de Benzema, gol del galés Gareth Bale y del portugués Cristiano Ronaldo para el pleno de la BBC. La tensión se había calmado en el graderío. Los cuatro goles de ventaja provocaron que inconscientemente en la segunda parte el Real Madrid no mantuviese el nivel. Fue cuando de la nada, a los 50 minutos, sonaron con fuerza de nuevo gritos de "Florentino dimisión". Algo pactado por cómo ocurrió. La grada de animación lo volvió a silenciar.

Desde entonces se elogió el esfuerzo defensivo en acciones puntuales, con ovaciones para el colombiano James Rodríguez para recuperar un balón tras perderlo, se despidió en pie y con estruendosa ovación al croata Luka Modric al ser sustituido y se castigó con silbidos la apatía en momentos de toque sin profundidad. El buen fútbol del primer acto fue el mejor balsámico de una afición que no olvida.