Los buenos aficionados al baloncesto no olvidarán fácilmente las jornadas que han deparado en Zamora la mejor selección nacional de todos los tiempos, y estos tres días de estancia con nosotros tuvieron su broche dorado con el partidazo que ofreció en la noche de ayer el equipo nacional ante un Pabellón Angel Nieto abarrotado pese a las gradas supletorias instaladas y sumido en una inolvidable fiesta del baloncesto.

Ver en acción a toda una leyenda como es Sancho Lyttle; a una españolita que hace solo un mes alcanzaba el título de la WNBA; o a una campeona de la última Euroliga como es Laia Palau, supone todo un lujo para una afición zamorana que sigue teniendo un importante peso en el baloncesto femenino español.

El de ayer era el primer partido oficial de una selección absoluta española de deportes de equipo que se disputaba en Zamora y pese a que la venta de entradas fue lenta en los últimos días, al final, el Angel Nieto estuvo prácticamente lleno pese a que se abrió la grada telescópica del gimnasio y se instaló otra en el fondo contrario. Las cámaras de Teledeporte, la espectacular infraestructura instalada por la Federación Española y la predisposición de la afición zamorana pusieron el resto para que el partido en el que España dejó prácticamente sentenciada la clasificación para el Europeo fuera toda una fiesta.

El encuentro comenzó con los himnos nacionales y a continuación, las jugadoras portaron una pancarta de apoyo a la campaña contra la violencia de género que está llevando a cabo la Federación.

España venía de conseguir una victoria de prestigio ante un rival mucho más fuerte que Finlandia como es Suecia, pero no por ello salió menos concentrada al partido de ayer y tal vez por ello, por el exceso de responsabilidad, tardaron en arrancar las de Víctor Lapeña -el seleccionador nacional Lucas Mondelo las estaría viendo por Teledeporte desde China- y Finlandia disfrutó de unos primeros cinco minutos de relativo equilibrio en el marcador hasta el 10-7 en el minuto 5. Finlandia intentaba imponer un ritmo muy lento para evitar el juego vertiginoso que le gusta a las españolas. Pero la superioridad de España en todas las facetas del juego quedó pronto bien clara. La ausencia de la ex del Zamarat Taru Tukkaanen en el juego interior permitió a Sancho Lyttle y Laura Nicholls campar a sus anchas dentro de la zona; y tanto Anna Cruz como Laia Palau hacían mucho daño con sus constantes penetraciones que terminaban doblando a alguna de sus compañeras, ya fuera para que Xargay armase el brazo o para que Lyttle deleitase a los presentes con su increible repertorio de pivot que conjuga en su estilo todas las virtudes que puede tener una "center".

El partido tan solo estuvo vivo en el primer cuarto aunque el 20-10 era suficientemente indicativo de cómo se presentaba el futuro. Y pronto quedó cualquier duda despejada con el 12-0 que firmaban las españolas nada más comenzar el segundo acto. La ventaja se fue en un abrir y cerrar de ojos a 20 puntos para España. El "coach" finlandés Pekka Salminen, solicitó un tiempo muerto, no tanto para intentar frenar la exhibición zamorana como para dar oxígeno a sus jugadoras que ya no volvieron a respirar. Y se alcanzaba el descanso con quince puntos en el casillero visitante, por 49 el local, más del triple de diferencia. Entonces, la fiesta se trasladó a las gradas y a la ambientación durante el descanso. Las segunda parte sirvió ya para muy poco o más bien para que los zamoranos siguieran disfrutando de la mejor selección española de todos los tiempos. Algún día lo recordaremos y les contaremos a nuestros nietos: "Yo vi jugar a aquel "dream team" en Zamora".