A mí me gustó el juego del Barça en Sevilla. Me gustó el Barça con el 0-0, no me gustó el Barça en esos quince minutos en los que Krohn-Dehli, ese jugador con apellido de patología del aparato digestivo, nos destrozó, y me gustó mucho el Barça que intentó remontar el demoledor 2-0. Me gustó el Barça, a pesar de la derrota. Claro que también me gustan las películas de Maciste, las canciones de Boney M., las novelas de Fu-Manchú, las aventuras del Capitán Trueno y las tardes de domingo lluviosas, así que entiendo que mis gustos futbolísticos sean tan peculiares como una zarzaparrilla en un "saloon" lleno de vaqueros sedientos. ¿Por qué me gustó el Barça? Porque me pasé gran parte del partido con las manos en la cabeza, que es el gesto futbolístico universal que se realiza después de una jugada en la que el balón se niega a entrar. Porque creo que Neymar está dispuesto, por fin, a dar un paso adelante y dejarse de chorradas. Porque el Barça no se rindió cuando lo más fácil era rendirse y pensar en otra cosa, mariposa. Porque la defensa del Barça ya no puede empeorar, así que a partir de ahora solo puede mejorar. Una birria de argumentos, ya lo sé.

Creo que las famosas cinco vías propuestas por santo Tomás de Aquino para demostrar la existencia de Dios no iban dirigidas a demostrar a los ateos que la existencia de Dios es racional (¿ateos en el siglo XIII?), sino que intentaban demostrar a los creyentes que la existencia de Dios es racional. Del mismo modo, los argumentos de los culés para demostrar que el Barça es un equipo capaz de pelear por todos los títulos a pesar de las bajas y sanciones no van dirigidos a los ateos, sino a los creyentes. No se trata de convencer a un madridista de que el Barça hizo un buen partido en Sevilla, porque cualquier argumento chocará con el 2-1 en el marcador, sino de convencer a los culés. Comprendo que muchos aficionados del Barça se apoyen solo en la fe para creer en un equipo que es campeón de todo, pero sostengo que también hay argumentos racionales para afirmar la existencia de un equipo que puede seguir ganando títulos. Es más, el racional juego del Barça en Sevilla es un argumento para mantener la fe en el equipo de Luis Enrique. Pero es que a mí me gustan las películas de Maciste, así que no me hagan mucho caso.