El alemán Sebastian Vettel lograba en el GP de Singapur su tercera victoria del año tras las de Malasia y Hungría, cuarta que consigue en las ocho carreras disputadas en Marina Bay, y reivindicó al tiempo sus opciones en el Mundial aprovechando la cuarta plaza de su compatriota Nico Rosberg y, sobre todo, el abandono del británico Lewis Hamilton con el otro Mercedes. Ferrari, doblemente representada en el podio gracias al tercer puesto del finlandés Kimi Raikkonen (segundo fue el australiano Ricciardo con el Red Bull), daba así un paso al frente para afrontar la recta final del campeonato en tanto en el garaje de McLaren-Honda se vivía una nueva decepción con los abandonos, ambos por problemas en la caja de cambios, de Fernando Alonso (vuelta 34, cuando rodaba noveno) y Jenson Button, éste en el giro 63 y tras haber protagonizado un accidente con Maldonado afortunadamente sin consecuencias.

Con el de ayer en Marina Bay, donde hasta ahora la peor clasificación del asturiano había sido una cuarta plaza, Alonso ya suma siete abandonos en la presente campaña, a sólo uno de los ocho sufridos a los mandos del Minardi en 2001 la temporada de su debut en el "Circo".

Duro golpe para McLaren-Honda en un Gran Premio en el que tenía depositadas grandes esperanzas de entrar en los puntos. Pero parece claro que los problemas para la escudería de Woking no están sólo en el propulsor Honda. Y alegría más que justificada en el garaje de Ferrari gracias al pleno de Vettel: pole, victoria y líder de principio a fin de la carrera. No lograba el alemán un doblete pole-victoria desde Hockenheim en 2012. Dominador absoluto de una carrera que llegó al límite de las dos horas y que en realidad fueron tres debido a la aparición en pista de dos coches de seguridad: el primero tras subir el alemán Hulkenberg su Force India por encima del Williams del brasileño Massa cuando éste se reincorporaba a la pista tras un cambio de neumáticos, y el segundo por la aparición de un "paseante" por la pista que hizo sus buenos metros caminando de cara a los monoplazas. Simple anécdota que pudo haber sido una tragedia y que bien podía haber provocado no la ralentización de la carrera sino la suspensión inmediata de la misma.

A Vettel, en todo caso, le dio igual que se celebraran tres carreras en una. El alemán tiñó de rojo la noche de Singapur y cada vez que el pelotón se ponía en marcha pegaba un estirón que abría diferencias con el Red Bull que él pilotaba el pasado año y que ahora llevaba el australiano Ricciardo. Y tras ellos y tras el segundo "cavallino" de Raikkonen unos Mercedes -Hamilton y Rosberg- incapaces de sacar en el complejo y encajonado circuito urbano de Marina Bay todo el rendimiento que esconde su propulsor. Tanto lo forzó el británico que el hasta ahora todopoderoso coche plateado comenzó a perder potencia ya en las primeras vueltas y convertirse en un "cualquiera" al ecuador de la prueba. Hamilton, por vez primera en el año, enfilaba el callejón de la retirada y sumar su primer cero.

Hay Mundial. Vettel, con 203 puntos, queda ahora a sólo 8 de Rosberg y 49 de Hamilton. Menos de dos carreras cuando aún quedan seis en el horizonte.