Cuando apenas faltaban uno segundos para acabar la carrera, el veterano Javier Gómez Noya no opuso resistencia a su compatriota Mario Mola ayer en Chicago. El balear conquistaba la Gran Final de las Series Mundiales pero, tras celebrar su triunfo, esperó al gallego para recibirle con un abrazo y una reverencia. Con el honor que merece el mejor triatleta de la historia, el único que cuenta con cinco títulos mundiales tras su segundo puesto en la cita americana.

Gómez Noya, segundo en Chicago pero primero en la general (a la inversa que Mola) unió así un nuevo título mundial a los que ya cosechó en 2008, 2010, 2013 y 2014, convirtiéndose por derecho propio en el mejor triatleta que jamás haya existido al superar los cuatro títulos que consiguió el británico Simon Lessing, hasta ayer la figura más emblemática de su deporte.

Por segundo año consecutivo, el dúo formado por el ferrolano y el balear copó las dos primeras plazas del podio mundial, mientras que el francés Vicent Luis se subió al tercer cajón de un podio que, en su última cita, estuvo encabezado por Mola.

La competición comenzaba en las aguas del lago Michigan, con el eslovaco Varga comandando los 1,5 kilómetros de natación. Mientras, Mola sorprendía convirtiéndose en el mejor español en el agua, saliendo a 15 segundos del líder y empezando el tramo ciclista en el grupo cabecero. El resto de españoles salía ligeramente más rezagado, pero Gómez Noya, Alarza y Hernández lograban engancharse rápidamente al pelotón delantero.

Durante los 40 kilómetros del recorrido ciclista, los ataques fueron constantes en la delantera, con varios triatletas buscando romper el nutrido pelotón para fugarse. Los españoles no entraron en este juego y controlaron el segmento bien pertrechados en el pelotón, colaborando para mantener elevado el ritmo a su paso por las céntricas calles de Chicago.

En esos momentos, el infortunio hizo acto de presencia y entrada la penúltima vuelta ciclista, cuando Vicente Hernández sufría una leve caída que supondría su retirada debido a problemas mecánicos. Un problema que abrió las puertas al australiano Murray, rezagado hasta ese momento en el que el carioca Colucci y el suizo Salvisberg liderarían la única fuga que tuvo éxito. Escapada que tuvo treinta segundos de ventaja al cambio para empezar la carrera. Un último segmento en el que el francés Luis empezó a tirar con fuerza.

Muy pronto se unirían a la cabeza de los perseguidores Mola y Aaron Royle para emprender la persecución a los líderes Kanute y Salvisberg. El cuarteto apretaba el paso, con el dúo español postulándose al frente para alcanzarles antes de completar la primera de las cuatro vueltas del segmento.

El final ofreció un mano a mano entre Mola y Gómez Noya. Por momentos parecía que el triatleta de Ferrol sería capaz de desmarcarse en solitario, para acto seguido en una nueva acometida ver cómo Mola remontaba y se proyectaba al frente del liderato. Restando 500 metros, el balear lograría triunfar con una ofensiva definitiva, consiguiendo una pequeña brecha para así encauzar su camino hacia la victoria.

Tras él, Gómez Noya cruzaba la línea de meta firmando la medalla de plata y certificaba su quinto título mundial. Un entorchado que amplía su leyenda al convertirse en el único triatleta en lograr esta hazaña, mientras que Richard Murray lograba la presea de bronce en Chicago. Alarza cerraba una magnífica actuación española clasificándose en sexta posición.

Gómez Noya subía a lo más alto del podio para celebrar el pentacampeonato obtenido con 4.930 puntos -135 más que Mola-. Una cifra que pasa a ser histórica y que deja al atleta gallego en la cima del triatlón internacional y con una única meta para completar su palmarés: el oro olímpico.