Tres jornadas ha tardado el fútbol español en configurar el orden lógico en su clasificación, con el vigente campeón, el Barcelona, ya en la cima, premiado por su meritoria victoria en el estadio Vicente Calderón y beneficiado por los tropiezos del Celta y el Eibar.

Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, inesperadamente distantes del foco en las primeras jornadas, irrumpieron con la fuerza que acostumbran en la reanudación de la Liga para marcar la pauta del Barcelona y el Real Madrid, adueñados ya de la cima de la clasificación.

De maneras distintas, cada uno a su modo, asomaron por la competición a la vuelta de los partidos internacionales. Ninguno había marcado. Apenas habían sobresalido. Y asaltaron la tercera jornada para plasmar su influencia en el poder de sus equipos.

Messi, sin haberse entrenado, agitado por el nacimiento de su segundo hijo, Mateo, solo necesitó media hora para implantar su impronta y plagar de soluciones el compromiso de su equipo en el estadio Vicente Calderón. Cristiano derribó su obsesión por el gol de un plumazo. Enterró la sequía con un puñado de tantos, cinco, que aplastó al Espanyol.

La aparición del argentino supuso tres puntos más para el Barcelona, que ganó al Atlético Madrid gracias a su decisivo gol. El equipo de Diego Simeone mantuvo una resistencia encomiable. Incluso, se puso por delante en el marcador con una diana de Fernando Torres.

La ventaja fue efímera para el cuadro madrileño. Apenas cuatro minutos. Los que tardó el brasileño Neymar en transformar de manera formidable un lanzamiento de falta.

La primera noticia de Messi en el partido fue su suplencia. No se entrenó el viernes, a su vuelta de la selección, por su segunda paternidad y comenzó en el banquillo. Su salida al campo en la segunda parte marcó definitivamente el partido y el trayecto del Barcelona, que sumó su tercera victoria seguida.

Previamente, Cristiano Ronaldo había enterrado a lo grande su sequía goleadora de siete encuentros seguidos sin marcar y para anotar cinco dianas en Cornellá ante un Espanyol que fue poco más que un espectador en la fiesta del luso y del Real Madrid (0-6).

Cristiano Ronaldo tardó siete minutos en enseñar su carta de presentación. El delantero portugués, que no había marcado en las dos primeras jornadas de Liga, vio puerta en su segunda ocasión. Aprovechó un pase de Modric y batió a Pau López con un disparo cruzado y pegado a un poste.

El luso se fue con cinco tantos en el bolsillo, uno de penalti, y la consideración ya de máximo goleador de la historia del equipo blanco en la Liga con 230 dianas, dos más que Raúl González, que hasta hoy tenía el mejor registro (228).

Con los cinco goles que marcó al Espanyol, igualó los que marcó al Granada la pasada temporada en un duelo que el Real Madrid ganó por 9-1 al cuadro andaluz.

Mientras tanto, el Eibar, firme en sus inicios se mantiene invicto. Pero no pudo prolongar en La Rosaleda su racha de éxitos. El equipo de Jose Luis Mendilibar acumula dos victorias y un empate. Pero la falta de gol en el recinto malacitano despojó al equipo eibarrés de la posibilidad y la condición de líder.

Fue su portero Asier Riesgo el que mantuvo en el partido al conjunto vasco ante las acometidas del Málaga. El combinado andaluz aún no conoce la victoria. Coquetea con los puestos de descenso el plantel de Javi Gracia, con dos empates y una derrota.

El Celta, sin embargo, tenía en su mano prolongar un buen inicio. Afrontó la sesión como local y ante un recién ascendido incapaz hasta ahora de puntuar en su reencuentro con la máxima categoría.

Sin embargo, el equipo isleño fue capaz de rescatar un punto en Balaídos, después de remontar al Celta un 3-1, en un partido en el que jugó con un futbolista menos desde el minuto diez tras la expulsión del portero Javi Varas.

Al equipo insular le costó entrar en el choque mientras al Celta, al igual que en las jornadas anteriores, se le puso todo de cara. Incomprensiblemente, el equipo de Berizzo permitió que su rival resucitara.

Después de encarrilar la situación con un gol de penalti de Fabian Orellana y de Daniel Wass y sobreponerse al tanto visitante de Sergio Ezequiel Araujo con otro de Nolito al inicio de la segunda mitad, permitió la resurrección de su adversario. Un gol en propia puerta de Pablo Hernández estimuló definitivamente al Las Palmas, que encontró el premio a su empeño a un cuarto de hora del cierre gracias al acierto de David Simón.

En los últimos minutos el Celta se volcó y dispuso de hasta tres ocasiones para ponerse de nuevo por delante, pero también Las Palmas tuvo un contraataque para engrandecer todavía más su machada. Ninguno logró romper el empate.

El Villarreal, por su parte, tiene buena pinta. Encadenó su segundo triunfo liguero al vencer por 1-3 al Granada en el Nuevo Los Cármenes, donde se mostró letal en ataque. Ello le sirvió para lograr una victoria que le afianza en la zona alta, al contrario que los granadinos, que perdieron su segundo partido en casa por sus errores defensivos.

Los goles al inicio del segundo tiempo y con apenas tres minutos de diferencia de Manu Trigueros y del francés Cedric Bakambu para los castellonenses fueron suficientes, aunque los rojiblancos apretaron hasta el final en busca del empate, más aún tras reducir distancias Fran Rico, pero el malagueño Samuel García sentenció en el tiempo añadido.

El Athletic traspasó al Getafe la condición de colista. Dos goles de Aritz Aduriz y otro de Raúl García, en el día de su debut como jugador del conjunto vasco, le dieron la primera victoria liguera al equipo rojiblanco frente a un Getafe que, con el 3-1 encajado en San Mamés, sigue sin puntuar. Es el equipo madrileño el último en la tabla. En solitario.

El equipo azulón tuvo opciones de sacar un resultado positivo en 'La Catedral' tras el gol del uruguayo Emiliano Velázquez a veinte minutos del final, pero su tímido acelerón no tuvo recompensa y acabó cediendo ante un rival que con el postrero tanto de Aduriz terminó plasmando con claridad su mejor juego.

El Getafe igualó así su peor arranque en Liga de su historia, en la temporada 2004/05, cuando no sumó ningún punto en las tres primeras jornadas del campeonato.

El conjunto que entrena Fran Escribá ha empezado el torneo con tres resultados negativos con los que se equiparan a aquel Getafe que entrenaba Quique Sánchez Flores y que acababa de ascender a la máxima categoría del fútbol español.

Jornada del sábado

El sábado, el Valencia logró los tres puntos en El Molinón con un gol de Paco Alcácer en el tiempo añadido (m.91), en un partido en el que los valencianistas dominaron con claridad pero en el que las ocasiones más claras fueron del Sporting.

Sporting y Valencia llegaban a este partido con los mismos puntos y con las plantillas más jóvenes de Primera división. Pero con expectativas distintas.

El cuadro de Nuno, destinado a convertirse en uno de los animadores de la competición y del que se espera el salto de calidad suficiente para entrometerse en la pelea entre Barcelona, Real Madrid y Atlético, sumó su primer triunfo después de los empates ante el Rayo Vallecano y el Deportivo.

El Sporting, sin embargo, atravesó la tercera sesión con su primera derrota. Sigue sin ganar el combinado de Abelardo Fernández, que fue capaz de sacar un punto ante el Real Madrid y sumó luego otro frente la Real Sociedad, que tampoco conoce la victoria.

El cuadro donostiarra tropezó en el Benito Villamarín que disfrutó de una noche feliz. Al primero triunfo del curso en su nueva etapa en Primera se sumó la bienvenida a Joaquín Sánchez.

El andaluz, que retornó a su casa procedente del Fiorentina, fue la otra gran noticia bética. Pepe Mel le situó como titular. Jugó algo más de una hora. En el 66 fue sustituido por Álvaro Cejudo.

Para ese momento el Betis ya había encarrilado el partido con el gol de Rubén Castro poco antes del descanso y afrontaba la segunda mitad en inferioridad por la expulsión del brasileño Petros, que vio dos tarjetas en tres minutos (1-0).

El viernes, el Levante y el Sevilla empataron a un gol en el Ciutat de Valencia, un resultado que impide a los dos equipos sumar su primera victoria de la temporada, tras firmar ambos un partido discreto en la primera mitad, que ganó en intensidad en la segunda.