Tarazona, Efe

El portugués Nelson Oliveira (Lampre) hizo gala de sus aptitudes de contrarrelojista con una escapada en solitario de 30 kilómetros que le condujo a la victoria más importante de su vida en la decimotercera etapa de la Vuelta, la antesala de la gran montaña, que se disputó entre Calatayud y Tarazona. Oliveira fue el más poderoso en la fuga de 24 hombres que decidieron la suerte de la etapa, en la que los favoritos pasaron página a las puertas de la gran montaña, con el italiano Fabio Aru (Astana) a buen recaudo con el maillot de líder, a la espera del tríptico del norte. Lampre llevaba tres hombres en la avanzadilla. Junto a Oliveira rodaban Rubén Plaza y Valerio Conti. Una mayoría que se hizo valer merced a la maniobra maestra del doble campeón de Portugal contra el crono con una contundente arrancada en la bajada del Alto del Moncayo, a 30 kilómetros de meta.

El excorredor del Xacobeo Galicia, donde debutó como profesional en 2010, se largó para no volver, en busca de la gloria de manera valiente y decidida, sin mirar atrás. Se trataba de jugar esa baza o seguir en el anonimato. Por detrás nadie se inmutó por impedirlo. Oliveira solo tuvo que hacer lo que mejor sabe: apretar los dientes y rodar a tope desafiando el reloj. "La contrarreloj más larga" de su carrera le condujo "al día más feliz" de su vida. Etapa marcada en su calendario. A un minuto del corredor de Aveiro, séptimo en el pasado Mundial de Ponferrada, se presentaron los otros 23 fugitivos del día, y a 5 minutos la marabunta, con la mente puesta en lo que les espera en Cantabria y Asturias desde hoy y hasta el lunes.

El italiano Aru sigue tranquilo su día a día. El sardo probará "algo" en los puertos. Sabe que si no aleja al holandés Dumoulin antes de la crono de Burgos la Vuelta puede volar. Y lo sabe también "Purito" Rodríguez, que se echará al monte a medio minuto del líder. Un futuro más incierto se presenta para otros favoritos, como Nairo Quintana, ya que el colombiano del Movistar pasó de nuevo apuros ayer en el primer puerto del día, maltratado por su salud, y hubo de reclamar la asistencia médica.

El de Boyacá no es el corredor que vimos en el último Tour, y su compañero y colíder de equipo Alejandro Valverde, tampoco. "Están siendo unos días muy duros y se hace lo que se puede. Durante el Tour estaba muy bien, pero ahora me noto más cansado", admitió el ciclista murciano a la conclusión de la jornada.

En el sube y baja constante de Calatayud a Tarazona se rodó a una media de 41,8 por hora. El viento y el control de la escapada obligó a dar pedales. Costó tiempo y kilómetros que cuajara la escapada, pero una vez formada tuvo licencia para ganar.

Los mejores en la general eran el francés Sicard (Europcar) y el italiano Brambilla (Etixx), a más de 6 minutos. Fue el factor que obligó al Astana a mantener la rebelión a no más de 4 minutos. Al final se les escaparon a 5, pero eso solo afectó a Quintana, al que desalojaban del top ten de la general.