Rafael Benítez se estrenó en el banquillo del Real Madrid con un partido ante la Roma en el que el fútbol brilló por su ausencia con un marcador de 0-0 y derrota por penaltis que reflejó el estado embrionario del nuevo proyecto madridista que, de momento, mostró pocas luces y algunas dudas tácticas.

La "era Benítez" comenzó con cierta expectación por las incógnitas que tiene que resolver el técnico madrileño antes del inicio de la Liga el fin de semana del 22 de agosto, cuando el Real Madrid se estrenará en estadio del Sporting.

Benítez dibujó un esquema inicial con una parte del equipo evidente y otra parte, la de arriba, con más variaciones. Atrás, colocó a Keylor Navas en la portería, como se esperaba, y formó una línea de cuatro defensas con Carvajal, Ramos, Varane y Marcelo.

Ramos, con su futuro aún sin resolver, salió de titular, Carvajal le ganó la partida a Danilo y Varane a Pepe. Después, por delante, quedó claro que Benítez apostará por dos medios centro que ante la Roma fueron Modric e Illarramendi.

En la zona de ataque, de primeras, Benítez apostó por Jesé Rodríguez en punta y por detrás colocó a Odegaard en la derecha, a Bale en la media punta y a Cristiano en la izquierda.

Sin embargo, a lo largo de la primera parte todos fueron intercambiando posiciones. El esquema de Benítez pasaba de ser un 4-4-2 a convertirse en un 4-2-3-1. En esos cambios de sistema, Bale casi siempre jugó en la banda derecha.

Fue un partido en el que hubo poco fútbol, muchas pruebas tácticas y que acabó con victoria para la Roma en los penaltis (6-7).

Tras el partido, Benítez aseguró que hay que "dar tiempo" a su equipo para que mejore poco a poco de cara al inicio de la Liga.