Este miércoles puede ser una fecha clave en la historia del Zamora CF. El club rojiblanco se jugará su futuro ante la posibilidad de que la plantilla de jugadores del primer equipo ratifiquen en masa sus denuncias por las cantidades económicas que les adeuda el club.

La junta gestora ha realizado enormes esfuerzos para intentar parar esta decisión que podría suponer un golpe mortal para el club, pero su labor en solitario no ha podido dar los frutos necesarios. Hoy por hoy, tan solo existe una posibilidad de que la delicadísima situación pueda reconvertirse y es que las instituciones libren de una vez las cantidades que le adeudan al club.

Las subvenciones del Ayuntamiento de Zamora y de la Diputación Provincial-Red Eléctrica Española, por un montante de más de 30.000 euros permitirían que la deuda con los jugadores se redujese de una forma muy importante, pero estas ayudas se encuentra actualmente paralizadas sin que el club pueda hacerlas efectivas a falta de diversos trámites administrativos.

Pero el tiempo se acaba y después del miércoles, el futuro del Zamora CF se volverá muy, pero que muy negro, si se tramitan finalmente las denuncias de los jugadores. Entonces, el proceso es bien conocido para todos los seguidores del club: se ejecutaría el aval, y la directiva que salga de las próximas elecciones tendría que depositar otro para seguir cumpliendo con la reglamentación. Recordemos que este aval ha sido posible gracias a que la Diputación Provincial adelantó tres años de sus subvenciones.

O mucho me equivoco, o si se ejecuta finalmente el aval, el club habrá firmado su sentencia de muerte porque no parece sencillo en menos de un mes conseguir una cantidad tan importante que gira en torno a los 125.000 euros o más, dependiendo de lo que finalmente reclamen los jugadores.

La solución es pues que las instituciones libren esas subvenciones que permitirían renegociar con los jugadores el pago de sus nóminas y con ello se conseguiría, al menos, mantener vivo al club, con la esperanza de que un año más en Segunda División B pueda permitir, al menos, controlar el déficit económico.

Son momentos de extremo peligro los que estamos viviendo desde todos los frentes. Por una parte, el equipo navega en un mar turbulento que le puede llevar en cualquier momento a Tercera División, y por otro, la situación económica complica todavía más su futuro.

En unos días se convocarán unas nuevas elecciones de las que nadie espera que surja alguna solución. Hoy por hoy, la única posibilidad parece pasar por mantener vivo al enfermo y que sus cuidadores actuales continúen con la esperanza de que, con un nuevo presupuesto, ya elaborado por ellos, las cosas puedan mejorar poco a poco.

Pero antes, el Zamora CF tiene que recibir una nueva ayuda de las instituciones, la enésima. Una ayuda, en teoría sencilla: adelantar unas cantidades ya concedidas y negociar ese adelanto con las entidades bancarias.

Estos son los momentos en los que nuestros políticos tienen que ejercer su liderato.