El pasado fin de semana tenía lugar el tercer señalamiento para las embarcaciones de los equipos zamoranos pertenecientes al Club de Vela Zamora que participan en la Liga de Cruceros de Bayona.

El día 25 abrió la jornada el primer equipo zamorano con Evaristo Álvarez de patrón, acompañado en esta ocasión por Juan Luis Crespo, Juan Vacas, Javier Abril e Ismael Rodríguez. El día que comenzó gris y con gran encalmada que se fue tornando, de forma sorprendente, en ventoso y con gran ola a medida que se acercaba la hora de salida.

Como consecuencia de ello, y ante el incremento de la velocidad del viento, el Comité de Regata dirigido por Rafael Bonilla situó la boya de barlovento (extremo final del campo) más allá de lo previsto, teniendo en cuenta que los cruceros Figaros alcanzarían una gran velocidad en el recorrido.

A las 15.00 horas el viento había subido en pocos minutos de 0 a 10 nudos, y comenzadas las pruebas ascendería a unos considerables 16 nudos y olas de más de 2 metros, según los datos registrados, circunstancias que complicaron el desarrollo de las pruebas, haciendo mucho más exigente las condiciones de la regata así como las actitudes de los regatistas que allí se congregaron.

Estas condiciones sorprendieron al equipo de Evaristo que, a pesar de hacer un alarde de esfuerzo y sacrificio en cubierta durante todas las mangas, sólo pudo brillar en la segunda cuando disputó hasta los últimos metros, en la línea de llegada, el cuarto puesto ante la campeona madrileña Marta Reboreda.

El día 26 tocaba turno a los de Juan Carlos de Ana con su equipo habitual formado por Miguel Lopez, Vicente Pérez, Manolo Ledesma, Manolo Nieto e Ismael Rodríguez.

La inquietud y la motivación del equipo era muy grande pues en esta jornada se era consciente de que se decidían los puntos decisivos para las aspiraciones del segundo equipo zamorano de cara a la siguiente fase y a falta de una jornada más.

Pero la calma que reinó durante toda la mañana en la bahía pontevedresa privó inexorablemente a las tripulaciones asistentes de un gran duelo de barcos Figaros en el campo de regatas. Rafael Bonilla, oficial de la regata, tras esperar casi dos horas a que saltase el viento, no dudó en suspender la prueba «sine die».