Cuando se alcanzó el descanso el pasado sábado en el encuentro entre el Inzamac Zamora y el Cafés Toscaf, llegó uno de los momentos más especiales del año para el Club Balonmano Zamora. Decenas y decenas de niños saltaron a la pista para posar en la tradicional fotografía de la Escuela Municipal de Balonmano. Una imagen que refleja el crecimiento de este deporte en nuestra provincia, donde ya son casi 300 niños los que forman el futuro zamorano en esta disciplina, y la importancia de un trabajo con las categorías inferiores que es admirado por muchos clubes, tanto de Castilla y León como del resto de España.

«Es nuestro mayor orgullo, la seña de identidad de nuestra ilusión, de esa pequeña familia que es nuestro club», señala Eduardo García Valiente, entrenador del Inzamac Zamora y, a la par, coordinador de las categorías inferiores del club y de la Escuela Municipal. Un vivero de jugadores que, en los últimos cinco años, ha experimentado un gran incremento en todos los aspectos. Un camino que no ha sido fácil, pero cuyos frutos hacen valiosa la labor realizada hasta el momento.

«Recuerdo que, hace cinco temporadas, en la primera reunión que mantuve con José Antonio Quintana e Iñaki Gómez, antes de firmar como entrenador, hablamos durante un buen rato de la base y de cómo se deberían trabajar las categorías inferiores de cara al futuro», relata el técnico salmantino, afirmando: « En aquel momento mi propia inquietud y las ganas que había en el club por crecer y formar una buena base dieron lugar a este maravilloso proyecto».

García Valiente estructuró entonces un organigrama y diseñó un plan a seguir que ha dado lugar a la imagen que el pasado sábado maravilló a los asistentes al «Manuel Camba». «En Zamora ya se venía trabajando la base, cuando llegué yo el club ya contaba con siete años de vida. El colegio San José de Calasanz tenía equipo e incluso varios de nuestros juveniles como Luis Posado o Mariete ya practicaban balonmano en categoría alevin. Aún así, la entidad esperaba con ganas mejorar esa pequeña cantera y realizamos una campaña de captación para dar a conocer nuestro deporte a más niños y tener más equipos. Así comenzaron a sumarse otros colegios como La Candelaria o La Viña. Así comenzamos a crecer», reconoce el adiestrador del Inzamac Zamora.

Una expansión que, como resulta evidente, trajo consigo diversas problemáticas con las que el Club Balonmano Zamora debía enfrentarse y superar. «Lógicamente, al principio, hubo que buscar soluciones para gozar de la infraestructura, los recursos materiales y humanos que se necesitaban. Pero, por fortuna, el Club Balonmano Zamora cuenta con directivos y jugadores excepcionales que no dudaron en formar parte del proyecto y colaborar de forma inestimable para hacer de esta ilusión una realidad», comenta el coordinador de la Escuela Municipal de Zamora.

El proyecto había tomado forma y, con mucho trabajo, poco a poco el balonmano fue encontrando nuevos adeptos, jóvenes que querían ser parte del futuro de un deporte que, ahora mismo, cuenta en Zamora con una de las canteras más importantes de Castilla y León.

«En cuanto a número de participantes, somos una de las potencias autonómicas más importantes. De hecho, aparcando mi forma de ser y pecando de poca humildad, diría que incluso en el resto de España hay pocos clubes de balonmano con una Escuela Municipal y una base como la del Club Balonmano Zamora», indica Eduardo García Valiente, apuntando: «Que haya 10 equipos alevines, 8 benjamines o 75 jugadores federados es difícil y nos llena de orgullo. Muchas entidades, incluso de fuera de España, se quedan sorprendidos del proyecto tan importante que existe en esta ciudad». Sin embargo, y como el propio entrenador reconoce, «aún nos falta para poder ser una de las canteras más importantes del país».

En este sentido, el técnico del Inzamac Zamora asegura que «además de contar con un volumen de participantes muy alto, las mejores categorías inferiores cuentan además con mucha calidad. A nosotros quizá nos falta mejorar en ese sentido, pero creo que estamos en el buen camino para lograrlo en un futuro cercano». El salmantino afirma que esa calidad «nace de un proceso largo de trabajo en el que intervienen muchas variantes y hay que tener muchos factores en cuenta». Un proceso que en Zamora ya ha comenzado y, como el propio García Valiente reconoce, «avanza poco a poco, pero comienza a ser palpable».

Y es que, en los últimos cinco años, la «entidad de Viriato» y la Escuela Municipal de Balonmano han ido unidos de la mano, surgiendo de esta colaboración jugadores y jugadoras que han formado parte de las selecciones autonómicas, medallistas y campeonas a nivel nacional, y técnicos de reconocido prestigio en la enseñanza a los más jóvenes. Frutos que conllevan a una ambiciosa meta: «competir con clubes como BM Valladolid o Ademar de León».

Para alcanzar este objetivo, Eduardo García Valiente afirma que el balonmano zamorano de base debe continuar su actividad bajo «la misma filosofía» con la que inició su camino y «sustentado en los mismos pilares» en los que ha crecido el proyecto en los últimos años.

«Creo que uno de nuestros grandes puntos fuertes respecto a otras canteras es que todo aquel que participa en ella como formador es un entrenador titulado y conoce a la perfección como se ha de desarrollar la enseñanza. Los medios, los objetivos y los fines, el espíritu bajo el que día a día se trabaja en la base», explica el salmantino, puntualizando: «No podemos hipotecar la calidad de la formación porque crezca el número de niños o por intentar alcanzar ya a las canteras de los grandes clubes. Tenemos que ser fieles a nuestra filosofía, hacer las cosas bien y no tener prisa por acortar ese paso que nos separa de las categorías inferiores de referencia. Precisamente, han sido la ilusión, el esfuerzo y nuestras ideas las que han acortado ese paso y, en un futuro, es más que probable que sea aún más pequeño».

En cuanto a los puntos de apoyo sobre los que se mantiene la Escuela Municipal, Eduardo García Valiente considera que las referencias no deben cambiar.

«En este proyecto hay dos pilares insustituibles. El primero es el humano, ese grupo de personas que hacen posible que todo se lleve a cabo y que incluye desde los directivos del club a los jugadores del primer equipo, sin cuya aportación nada de esto podría funcionar. Hombres como Iñaki, Peli, Arcel, Jortos, Óscar? hacen de la cantera una realidad. Es impresionante la labor del conjunto senior con los más pequeños, además es una aportación que cada año va a más. Por ejemplo, cuando llegó Leo Álvarez, dio un paso al frente y se implicó al máximo permitiéndome descargarme de tareas y que estas se hicieran con mayor eficacia y profesionalización. Sin duda, la pequeña familia y su implicación por hacerla mayor y más acogedora es un sólido pilar», argumenta el responsable técnico del Inzamac, señalando el apoyo institucional y privado como la otra gran columna que sostiene la cantera.

«El segundo pilar es el que forma el Ayuntamiento de Zamora, cuya colaboración es imprescindible, y Caja España-Caja Duero, cuya aportación al proyecto es increíble pues se ha implicado a todos los niveles y supone una ayuda primordial para que casi 300 niños puedan jugar a balonmano. Como también nos echan una mano indispensable todos aquellos patrocinadores, en teoría "pequeños" que hacen posible que los más jóvenes compitan a nivel regional como son Autocares Castaño e Hijos, Alcalser, Valbusenda o Cárnicas Joalcresa entre muchos otros. No cabe duda, y más con los tiempos que corren, que el concurso de estas entidades es vital para que la Escuela Municipal y las categorías inferiores sigan adelante y formen el futuro del primer equipo del Club Balonmano Zamora», afirma García Valiente.

«Si logramos mantener todo lo que se ha creado hasta el momento y solventamos los diferentes problemas que puedan ir surgiendo, como podría ser dar la adecuada cobertura a todos los que compongan esta base, estoy completamente seguro que el balonmano zamorano estará vivo durante muchos años y eso es lo que me hace sentir orgulloso y recordaré siempre», declara el entrenador salmantino sobre una Escuela Municipal que, como demuestra la ya tradicional foto de familia anual, crece un poco más en todos los sentidos cada temporada y hace de Zamora uno de los puntos de referencia del balonmano de base.