Manuel Bruña San Antonio ha vuelto estos días a la tierra que vio nacer a sus padres. Este periodista, jefe de Sección de Fútbol de «El Mundo Deportivo», nacido en Badalona, no se ha amilanado ante las bajas temperaturas que reinan en la provincia y ha regresado para recordar los paisajes de Colinas de Trasmonte -localidad en la que nació su padre- y Torregamones -pueblo natal de su madre-, y de paso, visitar a la familia.

-¿Qué recuerdos mantiene de aquellas vacaciones que pasaba en la provincia?

-El primer recuerdo era el viaje en autocar. A finales de los años 70 se tardaba muchísimo en llegar a Zamora desde Barcelona. Para un niño suponía toda una aventura. Ya en Zamora, todavía me acuerdo del besugo que me comí en casa de mi tía Esperanza, que era una gran cocinera.

-Tenía cinco o seis años cuando vio por primera vez un pueblo...

-A Colinas de Trasmonte solamente fui una vez porque mi padre murió cuando yo era pequeño. Pero recuerdo Torregamones porque allí vi por primera vez burros, gallinas, vacas... De pequeño, no entendía porque las gallinas se dejaban quitar los huevos. Creí que picarían, hasta que mi madre me explicó que no hacían nada. Regresábamos cada dos o tres años y siempre era una fiesta, tanto para mi hermana como para mí. En Torregamones aprendí también a recoger patatas. Y, por supuesto, me acuerdo del frío que hacía. Me sorprendió que hubiera una sola farola en todo el pueblo y un teléfono, las dos cosas, curiosamente, en la casa del cura. Tampoco había baños ni televisión. No había vuelto a Torregamones desde hacía diez años.

-También ha vuelto a Benavente...

-Sí. Tenía un tío que era de Benavente. Con él recuerdo de ir a Salamanca y de bañarme en el río Tormes. Regresé en 2006 para una boda y desde entonces, no había vuelto. Es una ciudad que ha cambiado y crecido muchísimo.

-Entró a trabajar en El Mundo Deportivo en el año 92. Sigue a la Selección Española de Fútbol desde el año 2004, ¿realmente hay buen ambiente entre los jugadores o es simplemente «fachada»?

-Comencé a trabajar en el periódico durante las Olimpiadas de Barcelona gracias a un profesor que trabajaba en La Vanguardia. Después de estar en diseño gráfico y hacer el cierre, comencé a seguir a La Roja en la Eurocopa de Portugal. Y sí, hay muy buen ambiente. No hay malos rollos.

-¿Ni siquiera entre los jugadores del Barça y del Madrid tras aquellos roces en las semifinales de la Liga de Campeones?

-Ese fue un momento peligroso para la Selección. Las relaciones entre algunos jugadores estaban rotas hasta que Iker Casillas se dio cuenta de que así no podían seguir las cosas y habló con Xavi y Puyol. Y solucionaron el conflicto.

-¿Cómo es la relación de los futbolistas españoles con la prensa?

-Siempre ha sido buena, aunque ahora ha cambiado por causas externas al fútbol. La relación de Piqué y Shakira y la de Casillas con Sara Carbonero ha traído a la prensa rosa, y eso les hace tener más cuidado, estar un poco más distantes.

-Estuvo en el Mundial de Sudáfrica, donde España se proclamó campeona del Mundo, ¿como vivió aquellos días?

-Aquel Mundial fue lo más bonito que he vivido como periodista. La imagen que más me impactó fue cuando tras el gol, Iniesta se quitó la camiseta en recuerdo a su amigo Jarque, que murió de un infarto. Nadie sabía que lo iba a hacer. Al margen del fútbol, Sudáfrica también impresiona. Hay mucha pobreza, pero el capital humano es impresionante. Todo el mundo te ayudaba. Johannesburgo es una ciudad muy violenta. Una noche, nos recomendaron coger un taxi para ir a 100 metros, por lo peligroso que era la zona. Había que tener mucho cuidado porque tiraban piedras a los cristales de los autocares para que el conductor parara y así poder robar a los que iban dentro. Basta decir que nuestros agentes de seguridad eran miembros de las Fuerzas Especiales del Ejército. Soweto era aún más pobre. Disfruté de Ciudad del Cabo, que es una ciudad más europea, mucho más segura. La organización del Mundial fue buena, sobre todo, porque la población negra vivió el fútbol como una lucha más del apartheid, ya que los blancos sudafricanos son más aficionados al rugby y al criquet. También estuvimos en Durban, donde vivió y trabajó Gandhi, y donde curiosamente hay mucha población hindú, descendiente de los que fabricaron el ferrocarril. Los hindúes son muy futboleros y casi todos son aficionados del Arsenal, así que Cesc Fábregas era el rey.

-¿No fue el único zamorano en Sudáfrica, creo?

-Eso sí que fue una sorpresa. Cuando llegamos a Johannesburgo nos dijeron que había un voluntario español. Quise conocerlo y cuando le pregunté de donde era me contestó que de Zamora. Hablando con él me enteré de que el padre de Víctor Valdés era de Sanabria.

-¿Como celebraron la victoria de España?

-La liamos en el autobús y luego en el avión otro poco, pero pudo más el cansancio. Pero cuando llegamos a España fue espectacular. Cuando estábamos en Sudáfrica no éramos conscientes de la que se estaba liando aquí. Cuando llegamos a Barajas, los bomberos hicieron un arco con las mangueras para que pasaran los jugadores. Todo Madrid estaba en la calle. Y cuando llegué a Barcelona fue impactante porque había banderas españolas por todas partes.