El mejor ejemplo de cómo aprovechar la lesión de un compañero para robarle el puesto lo pone Higuaín. En su tercer año de blanco, Benzema ya está maduro. Dejó de pesarle su caro fichaje, aparcó sus extraños incidentes con el coche y empezó a marcar goles. Hasta que se lesionó, nada grave, un asunto muscular que abrió el camino al Pipa en Cornellá. Allí marcó tres, como ayer, ya con Karim en el banquillo, que llegó a calentar cuando no había forma de deshacer el empate.

Al ariete francés, de moral frágil y adaptación lenta, le dedicó Mourinho todo el cariño que necesita desde los micrófonos. «No puedo decir que uno es titular y el otro suplente cuando tengo dos delanteros de tanta calidad y que están marcando goles. Sería raro que uno juegue cinco o seis partidos seguidos y el otro se quede en el banquillo». Agradece Mourinho la competencia en la delantera, y admitió que pensó en hacer saltar al campo a Benzema con el 0-0, pero que prefirió resguardarlo en el banco con el partido resuelto para que termine de recuperarse del todo de su leve problema muscular. «Tener dos delanteros en buena forma para mí es más que bueno, el problema es cuando solo tengo uno y peor cuando no está ninguno de los dos».