GCE Villaralbo 0

CD Mirandés 1

El GCE Villaralbo se quedó sin levantar la Copa de Castilla y León y además lo sufrió de la manera más cruel posible. En el último minuto de partido, después de haber aguantado e incluso de poder haber doblegado al todopoderoso Mirandés, los zamoranos vieron como el castillo se venía abajo tras una buena combinación entre Pablo Infante y Muneta, dos grandes futbolistas que brillan con luz propia en Segunda DivisiónB.

El duelo prometía ya de inicio. El Mirandés no escatimó esfuerzos y pese a que no formó con su once de gala, sí que varios titulares estaban incluidos en el comienzo del duelo. Hasta cinco futbolistas habituales para Carlos Pouso en la liga formaron sobre el césped artificial de la Ciudad Deportiva Fernández García. Mientras, el GCE Villaralbo formó con todo el arsenal disponible para tratar de agradar a una afición zamorana que respondía a la cita de la final de la Copa Regional.

Tras unos primeros minutos de tanteo, el Club Deportivo Mirandés trató de ponerse el traje de equipo grande. Evidentemente era el favorito y por eso quería plasmarlo sobre el terreno de juego. El deseo de mandar sobre el campo le salió bien en el primer tramo del encuentro, pero el GCE Villaralbo no se arredraba. A base de contundencia y de fortaleza física, los de Rubén de la Barrera pararon los tímidos acercamientos del conjunto visitante. Después de aguantar esos primeros impulsos "rojillos", el GCE cogió la batuta. Le gusta a los zamoranos mandar cuando juegan de locales y no era el día para renunciar a sus principios.

Los locales empezaron a tocar en el centro de campo y las llegadas comenzaron a sucederse. Sobre todo con buenas llegadas por los costados. Dos lanzamientos de Torres abrieron el camino para los azulones a partir del veinte de la primera. Pero las dos ocasiones más claras llegaron después. Un remate de Regino de cabeza y una entrada por el centro de Manu fueron desbaratadas por los defensas burgaleses sobre la misma línea de gol. Los aficionados disfrutaban en las gradas y veían que el triunfo era posible. El GCE le estaba tratando de tú al indiscutible líder del Grupo II de la Segunda División B.

Habían pasado quince minutos de acoso zamorano y entonces los pupilos de Pouso volvieron a poner sobre el césped su sobrada experiencia. Decidieron llevar el duelo a un ritmo más bajo, cansino y que no propiciase la rapidez del GCE de tres cuartos de cancha hacía adelante. Así, los visitantes aguantaron el chaparrón y lograron marcharse al descanso con el empate a cero. Un resultado que se quedaba corto para el Villaralbo tras ver las buenas ocasiones de las que gozó en esta parte.

Tras el asueto, Puso sacó a toda la artillería. Jugadores como Pablo Infante, Iván Agustín, Alain o Martins salieron al terreno de juego demostrando que el Mirandés iba muy en serio a por esta competición. El Villaralbo hizo tres permutas. Salieron al campo José Luis, en la portería, Obispo y Bastida.

La segunda mitad ganó en intensidad, ya que los dos querían hacerse con el título; aunque eso también propició que hubiera algo de miedo a perder, por lo que las ocasiones fueron escasas. Eso sí, ninguno de los dos equipos era capaz de llevar la manija del juego. Ninguno se hacía con el control absoluto en la parcela ancha y por eso cualquiera de los dos tenía opciones de hacer gol. No se veía superioridad absoluta en ninguna de las dos escuadras, pese a que el Mirandés tenía a su principal equipo sobre el tapete.

Entonces llegó el último cuarto de hora en donde cada llegada generaba incertidumbre. Primero, Pablo Infante tuvo un remate de cabeza dentro del área pequeña que llevaba marchamo de gol. Pero apareció José Luis para repeler el cuero demostrando infinidad de reflejos sobre la línea. Dos minutos después, en una falta dudosa en la frontal del área, el Mirandés tuvo la opción de adelantarse de nuevo, pero el cuero chocó en la barrera. Era el momento en el que más apretaba el conjunto rojillo y el GCE Villaralbo estaba parapetado atrás. Eso sí, tenía opciones de buscar alguna contra que decantase el duelo a su favor. Y la tuvo en el 87 en un centró colgado desde de la derecha que remató Villa en el segundo palo. El defensa taponó el cabezazo y el posterior disparo de Miguel. La grada estaba eufórica.

Pero cuando el luminoso pasaba ya el minuto noventa, el Mirandés conseguía el tanto del triunfo en una jugada por banda izquierda. Pablo Infante se aprovechaba de la desguarnecida defensa del GCE para cabalgar por ese flanco y poner un servicio perfecto a Muneta. El ariete burgalés solo tuvo que empujar el cuero ante el que nada pudo hacer José Luis.

Tras el tanto, y después de sacar de centro, el colegiado pitaba el final y los aficionados se quedaban helados, ya que el Villaralbo estuvo a un paso de forzar la tanda de penaltis. Al final, la copa que se va a Miranda, pero los seguidores locales ovacionaron a los suyos por el arrojo y sobre todo por la casta que durante todo el partido mostraron sobre el césped; además de por la excelente trayectoria que han llevado los de Rubén de la Barrera en esta competición.