El zamorano Martín Ramos alcanzó ayer su octavo "ochomil" al coronar junto a Jorge Egocheaga el Makalu, la quinta cumbre del mundo con sus 8.463 metros, tras una ascensión limpia y en su estilo habitual: sin sherpas, sin oxígeno y en tan sólo tres jornadas empleadas desde el campo base. Martín Ramos y Egocheaga realizaron el ataque a la cumbre tras pernoctar ayer a 7.600 metros y alcanzaron la cima junto al eslovaco Peter Hamor y al rumano Horia Colibasanu, que habían pasado la noche un poco más arriba (8.000 m.). Fueron Hamor y Colibasanu los que anunciaron la noticia en sus respectivos blogs, confirmando además que sus compañeros españoles también habían logrado el objetivo.

Al cierre de esta edición, no se había podido contactar con Ramos pero sus compañeros aseguran que todos se encuentran en buenas condiciones. Tampoco había información sobre el resto de miembros de la expedición, la suiza Joelle Brupbacher, el navarro Oscar Fernández o la polaca Kinga Baranovska.

Al final, la expedición al Makalu se ha saldado dentro de los plazos previstos por el montañero zamorano que tuvo tiempo a realizar una buena aclimatación a la altitud y aprovechó la primera ventana de buen tiempo que se produjo para realizar el ataque.

Las estrategias para la ascensión definitiva fueron variadas entre los expertos montañeros que componen esta expedición y mientras Peter, Horia, Joelle y Oscar optaron por partir del campo base el pasado miércoles, Martín y Jorge iniciaron el jueves la subida de un tirón desde el campo base hasta el campo 2, situado a 6.700 metros; ayer miércoles alcanzaron los 7.600 metros, la parte más difícil técnicamente de toda la ascensión, para pernoctar allí y afrontar el ataque en la pasada madrugada. La cumbre se produjo a las 14.00 horas, hora nepalí (10.00 en España), no muy tarde pero con el tiempo justo para no pararse demasiado en la cumbre y regresar a la seguridad de la última tienda.

Pese a que las últimas previsiones eran bastante pesimistas, las condiciones meteorológicas, según reconoció Horia Colibasanu, fueron bastante buenas.

Martín y Jorge llegaron a Katmandú el pasado 5 de abril y el día 7 iniciaron el camino de aproximación. Alcanzaron el campo base el día 17 tras un trecking condicionado por la nieve que les acompañó muchos días. Allí se encontrarían con sus compañeros de expedición y otro grupo de coreanos. Instalaron el campo 2, en el que durmieron el pasado jueves, el 22 de abril a 6.700 metros. El 26 de abril, el mal tiempo arruinó el intento de alcanzar los 7.400 metros que, sin embargo, lograrían el 31 superando incluso esta cota donde, seguramente, habrían instalado el campo 3 en el que deben haber pernoctado en la madrugada anterior a la cumbre.

Las malas condiciones meteorológicas se mantuvieron durante las últimas semanas pero el pasado miércoles, la expedición tomaba la decisión de atacar la cumbre intentando aprovechar una ligera mejoría que la previsiones anunciaban para ayer sábado. Esta decisión fue compartida además por otras expediciones que se encuentran en la zona como la de Juanito Oiarzábal, Carlos Soria y Pauner que también coronaron ayer el Lothse, o la de Edurne Pasabán que no pudo con el Everest sin oxígeno artificial.

Martín Ramos ya intentó, sin exito, ascender al Makalu: «Más joven, más ímpetu, apasionado por lo que hacía, pero muy duro, fue muy duro-escribió el zamorano-. Corrían otros tiempos, pero me lancé a una de las montañas más bonitas y más grandes del Himalaya. La experiencia, como siempre, positiva. La falta de tiempo y mi escaso presupuesto hizo el resto. 2011, igual de joven, más ímpetu, apasionado por lo que hago, pero va a ser duro, muy duro. Una joya de montaña, con una joya de compañero, con más experiencia e igual escaso presupuesto, pero estoy seguro que con una marea de amigos, de buenos amigos y conocidos, siguiéndome y apoyándome, como lo habéis hecho en expediciones anteriores. La partida tiene de todo, deseo y tristeza», señaló Martín Ramos antes de iniciar la aventura que esperemos tenga su final feliz cuando alcance el campo base de nuevo.

Aquella experiencia de 1999 la llevó a cabo junto al norteamericano Gary Pfisterer y a la inglesa Ginette Harrison. Era su tercera expedición al Himalaya tras su primer intento fallido al Cho Oyu y su primera cumbre, en el Shisha Pangma. Dos fueron los intentos que realizó en aquella ocasión, y en ambos se quedó a escasos metros de la cumbre en la impresionante arista donde el gran problema son los fortísimos vientos. Prometió regresar y tuvieron que pasar doce años para conseguirlo.

Por otra parte, la expedición de Edurne Pasaban ha abortado por el momento su intento de alcanzar la cima del Everest sin oxígeno a causa del mal tiempo y, tras el descenso desde el campo 4, a 7.950 metros, se encuentra ya en el campo base. La montañera guipuzcoana comentó ayer en su "twitter" pasada la una de la tarde, hora española, que tras la cena dormirán y mañana, después del descanso, decidirán qué hacen. El doctor de la expedición Desafío 14+1, Pablo Díaz-Munio, explica en la página web de la alpinista que el viento no había «caído» en el campo 4 y que los montañeros habían pasado «una noche de perros», sin poder siquiera salir de la tienda y durmiendo con el oxígeno artificial. Al amanecer, tras descartar la posibilidad de permanecer en el campo 4 a esperar que cambiaran las condiciones meteorológicas, Pasaban y sus compañeros iniciaron el descenso, aunque han dejado «un pequeño retén de material para cubrir la oportunidad de hacer un nuevo intento».

El montañero aragonés Carlos Pauner encadenó ayer su undécimo "ochomil" al hollar la cima del Lhotse (8.516 metros), triunfo que compartió con el resto de la cordada que le acompañaba, el también aragonés Javier Pérez, el vasco Juanito Oiarzábal y el catalán Juanjo Garro.

Igualmente ha logrado levantar el piolet en la cuarta montaña más alta de la Tierra el madrileño Carlos Soria, que ha sido el que más más rápido ha ascendido dado que lo ha logrado con oxígeno artificial a sus 72 años de edad.