Tercera derrota en cinco jornadas y «farolillo rojo». Así acabó ayer el Zamora C. F. tras caer en el «Ruta de la Plata» frente al Caudal (1-2).

Después de una más que aceptable primera mitad, los rojiblancos se hundieron tras el descanso y ello les llevó a perder los papeles sobre el césped ante un cuadro asturiano que pudo hacer todavía más sangre de la que hizo.

La afición rojiblanca se acabó cansando y despidió a los suyos con una sonora pitada y con gritos de «¡fuera, fuera, fuera!». No era para menos.

Liceranzu, cuatro días atrás, afirmaba que no había motivos para que los nervios aflorasen pero la verdad es que lo que ha salido a relucir es la luz roja de alarma y la del «farolillo» y es que cuando un equipo entra en una dinámica perdedora, es más que difícil poder salir de ella.

Y al término del partido y después de la rueda de prensa ya se veía en el túnel de vestuarios una reunión a tres bandas que tenía como protagonistas al presidente Manuel Tejedor, al técnico Íñigo Liceranzu y al capitán Agustín. ¡Uff!

Fue una jornada en la que el Alavés ratificó su liderato, mientras que por abajo el Zamora no levanta cabeza, lo mismo que le sucede a otros tres de los «gallitos» como son la Cultural Leonesa, Barakaldo y Real Oviedo.

Los leoneses cayeron en su feudo por 0-2 ante el rival que los rojiblancos tendrán delante el próximo domingo (12.00 horas) como va a ser el Osasuna B.

Cambió el guión de las cuatro primeras jornadas pero lo hizo por poco tiempo. Ante el Caudal el Zamora, por fin, conseguía ponerse por primera vez en esta temporada con ventaja en el marcador y fue gracias a una excelente salida de los de Íñigo Liceranzu.

Los rojiblancos ofrecieron unos minutos iniciales de buen fútbol en los que fueron los amos y señores de la confrontación ante un Caudal que estuvo a verlas venir, a observar como el Zamora tocaba y tocaba el esférico en busca de ese 1-0 que no iba a tardar mucho en llegar.

Sólo hubo que esperar hasta el minuto 11 para ver como Iker Torre seguía con su impresionante racha goleadora que ya le lleva a haber marcado durante cinco jornadas consecutivas, acercándose peligrosamente al récord que tiene Juan Carlos Quero de ocho partidos seguidos viendo puerta.

Agustín sacaba el primer córner desde la banda derecha e Iker Torre, junto al punto de penalti, conectaba una gran volea para batir a Segura y poner con ventaja a su equipo.

El partido ya estaba donde quería el Zamora y más teniendo en cuenta que delante había un Caudal que en 360 minutos de Liga sólo había recibido un gol, el que encajó en la primera jornada ante el Alavés de Álvarez Tomé.

Los nervios o la desconfianza que pudiesen existir en los locales parecían desaparecer al verse por delante en el marcador; sin embargo, y como la alegría suele durar poco en la casa del pobre pues en la primera aproximación que el Caudal tuvo al área local llegó el empate.

Invernón se llevó el balón tras un rebote, pilló descolocada a la defensa zamorana y su centro hacia el segundo palo era cabeceado de forma impecable por Jorge que estaba libre de marcaje. Vuelta a empezar.

Hasta ese entonces los zamoranos habían sido dueños y señores de la situación y tampoco lo dejaron de ser con el 1-1 porque los de Mieres cedían mucho terreno, se encerraban en su área e intentaban sorprender al contragolpe a un Zamora que tuvo algunas indecisiones pero que continuó controlando el juego, quizá muchas veces abusando del pase en horizontal en la zona de la divisoria de ambos terrenos, la zona en la que no se hace daño de cara a portería.

Y es que desde el 1-0, el Zamora sólo remató a puerta en tres ocasiones durante este primer periodo; la primera en una vaselina de Quique Vázquez desde más de 30 metros ; una segunda en un cabezazo en plancha de Iker Torre que salió lamiendo la base del poste izquierdo de la portería del Caudal y una tercera y última en un disparo flojo de Iker. Con las tablas se llegó al descanso.

Todo lo bien que había salido el Zamora en el primer tiempo, salió de mal tras el descanso y es que parecía que los rojiblancos se habían quedado en el vestuario a echar una siesta.

La posesión del balón cambió de dueño de forma radical. El ex rojiblanco Hervás avisó con un disparo en el que se tuvo que lucir Sergio Sánchez para detener el esférico, pero dos minutos después (55) en una acción a balón parado el Zamora recibía un soberano puñetazo en el mentón que lo dejó contra las cuerdas.

Nacho Matador sacó una falta hacia el área pequeña donde Espolita, aprovechando la empanada de marcaje de los rojiblancos, cabeceaba a placer para batir por el mismo centro de la portería a Sergio Sánchez. Las cosas volvían a estar donde estuvieron en las cuatro primeras jornadas, es decir, al Zamora por detrás en el marcador.

Liceranzu comenzaba a mover el banquillo y daba entrada al canterano Jorge Hernández por Quique Vázquez. Había que buscar una mayor referencia ofensiva.

El Caudal pudo haber cerrado el partido en el minuto 67 cuando Jorge dispuso de dos remates, el segundo a boca jarro, a los que Sergio Sánchez respondió con dos espectaculares intervenciones que evitaron el 1-3 y quizá el escándalo en una grada donde la afición comenzaba a cansarse de la marcha de los rojiblancos.

Los visitantes se quedaron en inferioridad numérica en el minuto 73 tras ver Invernón la segunda amarilla, pero ni por esas el Zamora supo sacar provecho de su superioridad numérica y los de Liceranzu se estrellaron una y otra vez en la férrea y ordenada defensa de un Caudal que gozó de alguna que otra ocasión para haber aumentado su ventaja en el marcador y haber abierto un poco más una herida que necesita cuanto antes puntos de sutura para que no se agrave una enfermedad que Liceranzu está dispuesto a atajar como sea en el próximo encuentro en Pamplona y es que todo lo que no sea sumar ya los tres primeros puntos en un partido significará dar más que un serio paso atrás y eso que ya se ha tocado fondo.