Este amigo del que hablo me analizaba fielmente el reflejo de la plantilla de esta temporada. «Tenemos un muy buen quinteto inicial, aunque después hay mucha inexperiencia en las rotaciones. Quizás no sea suficiente para dar el salto», me decía.

Pues daba en el clavo. Los principales medios especializados no meten al Arcebansa Zamora en estas quinielas de ascenso a División de Honor. Le dan opciones, como no, pero más por nombre, que por convencimiento.

Afortunadamente, esta temporada en el seno del club tricolor se ha sido más cauto en este aspecto. No se ha querido vender humo de ascenso, porque no hay hoguera para ello. El objetivo es divertir a los aficionados, que para eso pagan el abono, y la meta es entrar en la fase de ascenso. Esta distinción entre meta y objetivo me la enseñó «Rocky» Liceranzu hace unas semanas hablando del Zamora CF.

Pese a ello, que el objetivo no sea el ascenso imperiosamente, no es óbice para que se vean buenos partidos en el Ángel Nieto. Juanito es partidario de ello. La filosofía que tendrá en casa será la que debe ser. Jugar sin complejos y en ningún caso esperar al rival, puesto que para eso está detrás el apoyo de la Mejor Afición de España. La hinchada de la capital del Duero no se merece un juego anodino y resultadista. En un año en el que la prioridad es volver a disfrutar con este deporte, será fuera de casa cuando haya que tirar de oficio. Una característica que hay temporada con los Arrivi, Pipe, Juanpe, Carlos Alberto o Dani Rodríguez.

Es cierto que genera dudas el tipo de juego que quiere imponer Juanito, ya que esta campaña será la más larga que se recuerdan en este deporte. Un grupo de diecinueve equipos y un hipotético «play off». Muchas jornadas, muchos entrenamientos, mucha intensidad que imprime Juanito, pero poca amplitud de banquillo.

Parece mentira pero también se han apretado el cinturón en el Fútbol Sala Zamora. Parecía que esto nunca iba a suceder, viendo las dos últimas temporadas (sobre todo la del ascenso a Honor), en la que el club quiso darle a Zamora la alegría del ascenso, pero con poco control. De hecho, todavía se siguen arrastrando (y pagando) las cuitas del pasado.

En definitiva, que a la pregunta de mi buen amigo, al que doy la enhorabuena por su reciente paternidad, tengo una respuesta clara: la afición se ha acostumbrado a tener en los dos últimos años grandes plantillas (por encima de las posibilidades) y esta temporada se verá en Zamora lo que realmente puede haber. Eso no quiere decir que no den el nivel, porque les veo entrenar y sé que morirán por esta camiseta.