El zamorano Martín Ramos pasó ayer el ecuador en la carrera hacia los catorce «ochomiles» al hollar la cumbre del Annapurna (8.091 m.), en la que supone su séptima ascensión con éxito en los «gigantes» del Himalaya.

Ramos alcanzó esta complicadísima cumbre en la primera de las varias cordadas que lo intentaron ayer en la que iba con el asturiano Jorge Egocheaga, su compañero en las tres últimas expediciones, y con el rumano Horia Colibasanu, otro gran escalador con el que ya había coincidido en otras montañas.

Se consagra así el zamorano como uno de los himalayistas de mayor prestigio tras demostrar, junto a Egocheaga una capacidad física única. Ramos y Egocheaga fueron los únicos que han realizado la ascensión con una sola parada para descansar tanto en la subida como en la bajada ya que el lunes afrontaron la ascensión de un tirón hasta el Campo 3 y de allí, alcanzaron la cumbre en la mañana de ayer a las 10.00, hora local. Pero, mientras el resto de las expediciones se detuvieron en la bajada a reponer fuerzas en el campo 4 (7.200 metros) o en el 3, los más fuertes, ellos continuaron directamente al Campo 2 o tal vez hasta el base, en un nuevo alarde de poderío físico.

Fueron ellos los que abrieron huella y llegaron al punto más alto del Annapurna dos horas y media antes que nadie, muy por delante de Colibasanu, o los rusos Sergey Bogomolov —con once «ochomiles»— o Eugeny Vinogradsky, dos montañeros de enorme prestigio internacional.

La noticia fue confirmada a la familia de Martín en torno a las 14.00 horas de ayer por uno de sus compañeros de cordada, el norteamericano Nick Rice que no pudo acompañarles en la ascensión debido a las heridas que sufrió hace unos días en la avalancha que arrasó el campo 3 y que dejó tocado también al catalán Xavi Arias, de la expedición de Juanito Oiarzábal.

La ascensión no fue, precisamente, cómoda ya que durante toda la jornada soplaron fortísimos vientos que hicieron bajar las temperaturas en torno a los 30 grados bajo cero.

Fue una jornada histórica para el alpinismo mundial porque en torno a las 15.00 horas lograba su objetivo la coreana Oh Eun Sun, acompañada por dos de sus compañeros y tres de los siete sherpas de que disponía para lograr esta cumbre que le convierte en la primera mujer que completa los catorce «ochomiles».

También Piotr Pustelnik fue protagonista al convertirse en el tercer polaco en completar los catorce «ochomiles». Su paisana Kinga Baranowska, también de la cordada de Martín Ramos, completaba su séptimo «ochomil».

Mucho después, a las 3.45 horas coronaban Juanito Oiarzábal, Carlos Pauner y Tolo Calafat, rozando la temeridad por lo avanzado de la jornada. En su descenso, se les hizo de noche, lo que todavía les retrasó más en su retorno.

Oiarzábal y Pauner descendieron a la par que la expedición coreana ayudados, sin embargo, por la luna llena que les aseguró una mínima visibilidad. Oiarzábal había conseguido su 24 «ochomil» lo que le hace tomar todavía más ventaja como el montañero que más grandes cumbres ha logrado en toda la historia. Oiarzábal quiere ahora convertirse en el primero en realizar en dos ocasiones los 14 «ochomiles».

Juanito y el aragonés Carlos Pauner alcanzaron la seguridad del campo IV en torno a las 20.30 horas, mientras que el mallorquín Tolo Calafat todavía no lo había hecho debido a que bajaba más lento debido al cansancio. Este último iba acompañado de un sherpa y , al cierre de esta edición, se encontraba cerca del campo IV, si bien prefirió detenerse para descansar, según explicó Pauner por vía telefónica nada más llegar al citado campo de altura.

Tolo estaba, además, en contacto por medio de un "walkie" con el también montañero aragonés Javier Pérez, que se encuentra en el campo base.

La jornada de ayer ha sido la que más cumbres ha registrado en el Anapurna desde que fuera coronada por primera vez en 1950. La anterior marca estaba en quince desde 1991.

Jorge Egocheaga completaba de esta forma su undécima gran cumbre y ya solo le restan por conseguir tres: Kanchengjunga, Lhotse y Makalu. Ninguno de ellos ha sido hollado por Martín Ramos, lo que hacer prever que su colaboración mutua va a prolongarse todavía durante un tiempo. En esta ocasión, han logrado superar, de nuevo de forma brillantísima, como ya ocurriera en el Broad Peak que subieron y bajaron con una sola parada a descansar; y Martín se saca la espina que tenía clavada desde el pasado año cuando decidió no acompañar al médico asturiano en la subida al K2 -Egocheaga fue el único que lo logró en 2009- porque su aclimatación estaba un poco más retrasada. Luego, el mal tiempo hizo inútiles sus esfuerzos.

Edurne Pasaban ha felicitado a través de su página web a todos los montañeros que ayer consiguieron hollar el Annapurna. «Desde aquí les queremos felicitar a todos ellos y sólo quiero decirles, ahora que estarán descendiendo, que vayan con mucho, mucho cuidado», añadió Pasaban.

Aunque felicitó a Oh Eun-Sun por su ascensión al Annapurna, Edurne Pasaban, en declaraciones a la Cadena Ser, ha insistido en las dudas que existen sobre el ascenso de la coreana al Kanchenjunga en mayo del año pasado.

Pasaban ha señalado que algunos sherpas de Oh Eun-Sun, con la que coincidió en el campo base del Annapurna, le confesaron que la coreana no había logrado hollar la cima del Kanchenjunga debido al mal tiempo.

Una ascensión relámpago

Martín Ramos y Jorge Egocheaga llegaron al campo base del Annapurna el pasado día 5 de abril tras realizar un largo trecking, al contrario que la mayoría de las expediciones que alcanzaron el lugar en helicóptero. Esta caminata les permitió, sin embargo, iniciar su proceso de adaptación a la gran altitud.

Al día siguiente, los dos compañeros ascendieron ya al Campo 2 donde dejaron diverso material aunque la mayor parte todavía no había llegado al campo base, lo que en un principio fue un serio contratiempo. Afortunadamente, el material desaparecido apareció unos días después.

El día 8 de abril pernoctaron en el Campo 2. En su camino de regreso, Martín y Jorge se cruzarían con el equipo de «Al filo de lo imposible» que lideraba Edurne Pasabán, camino de la cumbre que alcanzarían dos días después.

El programa de la ascensión se cumplía casi a la perfección y el jueves día 16 alcanzaban el Campo 3 y pernoctaban allí con lo que daban por concluido su proceso de aclimatación. Fue una noche que nunca se les olvidará a todos los montañeros que se encontraban en aquel inhóspito lugar, porque una avalancha de hielo y piedras a punto estuvo de provocar una tragedia. Afortunadamente, tan sólo se produjeron heridas leves algunos de los alpinistas. Martín lo contó así en su blog: «Todo fue demasiado rápido, bloques de hielo del tamaño de una lavadora estaban pasando por encima de nuestras cabezas. El tiempo se detiene y cuando la avalancha cesa, raudos y veloces, desmontamos el C3 y lo bajamos por debajo del serac que tenemos pocos metros abajo» buscando un lugar más seguro.

Al día siguiente tuvieron noticias de la cumbre lograda por Edurne Pasabán y por Joao García que fue su compañero en el Broad Peak y que completaba así las catorce cumbres convirtiéndose en el primer portugués en lograrlo.

La aclimatación estaba conseguida, pero el ataque definitivo a la cumbre dependía entonces de que llegase una ventana de buen tiempo, prevista en principio para mediados de la semana pasada pero que se fue retrasando entre la desesperación de los montañeros. Finalmente, Ramos y Egocheaga deciden realizar una «subida relámpago» una vez que se confirmó que el día de cumbre sería exclusivamente ayer martes, porque para hoy ya se prevé mal tiempo de nuevo. Y de ahí que su descenso haya sido tan raudo.

Una expedición no se culmina con éxito hasta que los montañeros regresan al campo base. En el caso de Martín y Jorge puede haberse logrado esta misma madrugada, pero el resto de las expediciones tienen que recorrer todavía los tramos más expuestos y complicados.

Martín Ramos completaría así una aventura que, de nuevo ha sido posible gracias a la colaboración que ha recibido del Ayuntamiento de Zamora y de la empresa «Arquitectura en madera y piedra» que le han acompañado en sus últimas ascensiones.