Este Zamora ya no hace bueno el dicho de que a cambio de entrenador, victoria segura. Ni por esas, ni por orgullo, ni por nada. Los rojiblancos no pasaron del empate (1-1) ante el «farolillo rojo». Liceranzu no fue revulsivo y además el público en su inmensa mayoría pasó factura a los jugadores por las repetidas salidas del «clan del Casino de Salamanca» para jugar al póker hasta altas horas de la madrugada.

Además, el respetable supo diferenciar entre los que se sabe que salen y los que no, y mientras pitó en reiteradas ocasiones a Valentín Goffin, Masini y Manu Barreiro, dedicó una gran ovación a Agustín tras su gol, por ejemplo, y estuvo bastante correcto con los Félix Campo, Duque, Iker o Manu Arias.

Haber salido de la zona de descenso para instalarse en el puesto de promoción no se puede considerar un paso al frente en el objetivo de lograr la permanencia porque ese pequeño salto se dio ante el Compostela, un equipo frente al que se deberían de haber sumado los tres puntos.

Fue una jornada en la que los resultados no acompañaron demasiado, sobre todo el 2-1 que la Cultural Leonesa le endosó al Eibar o el 2-0 del Guijuelo ante el Lugo, próximo equipo al que los rojiblancos se tendrán que enfrentar en tierras gallegas el domingo (17.00 horas). El Sestao también mantiene serias opciones de salvarse tras el 0-1 frente a un Izarra que sigue en problemas. Desde luego, lo mejor para el Zamora fue el reparto de puntos entre Ferrol y Osasuna B (1-1).

La llegada al banquillo de Íñigo Liceranzu llevó consigo algún que otro cambio en el once inicial del Zamora con respecto al último que presentó Beto en Ferrol, y así se pudo ver a Curro como interior derecha para fortalecer el centro del campo y a Iker Alegre como media punta por detrás de Gerardo Masini.

Liceranzu quiere hacer de este Zamora un equipo rocoso pero sobre todo ganador para llegar a los 45 puntos al final de temporada como sea, contra viento y marea.

En medio de un ambiente calentito ya que la afición recibió de uñas a los suyos tras enterarse de las salidas nocturnas de los seis del «clan del Casino» prácticamente desde que dio comienzo la temporada, el Zamora se dispuso a sacar adelante la confrontación ante los gallegos y para ello ya disfrutó de la primera ocasión para marcar a los tres minutos en un remate de Iker Alegre que sacó el guardameta Pablo. A renglón seguido llegó la jugada del gol anulado a Sestelo por fuera de juego.

Había sido un comienzo prometedor con el remate de Iker pero todo se volvió a quedar en eso, en una promesa, en un espejismo, porque el Zamora no supo en ningún momento superar a la defensa de uno de los más flojos Compostela de los últimos tiempos.

De vez en cuando la gente desde la grada pasaba factura a jugadores como Goffin y Masini con una más que sonora pitada en cualquier fallo de éstos a la entrega del balón.

Liceranzu, que veía el partido desde la primera fila de la tribuna, cambiaba impresiones con Nacho Merino que dirigía al equipo desde el banquillo. Al de Bilbao no le debía gustar lo que estaba viendo y quería rectificar sobre la marcha.

Los rojiblancos se iban diluyendo minuto a minutos, el único que quería tirar del equipo era Agustín, aunque otro jugador como Txiki también ponía sus ganas, pero no le salía absolutamente nada.

Para colmo de males en cuatro minutos Valentín Goffin, uno de los más perseguidos por la afición reprochándole sus salidas a tierras charras, veía dos tarjetas amarillas y dejaba al Zamora en inferioridad numérica cuando faltaban cinco minutos para el descanso.

Menos mal que en el campo, entre otros muchos, estaba Agustín. El de Peleagonzalo aprovechó una falta al borde del área para mostrar sus habilidades en dichos lanzamientos. El zamorano colocó con mimo el balón y disparó de forma magistral para superar la barrera y alojar el cuero en las mallas de la portería compostelana. En la grada el más que justo reconocimiento de todos los seguidores con voces de ánimo: «¡Agustín, Agustín, Agustín!». Es la pequeña diferencia entre los que quieren jugar en el Zamora y los que quieren jugar con el Zamora.

Antes de que se llegase al descanso Félix Campo se tuvo que lucir para evitar el empate en un gran disparo de Jimmy que el cancerbero zamorano desvió con una excelente estirada, el posterior remate de Catu se fue por encima del larguero. Así concluía una primera mitad en la que el de Peleagonzalo salvaba los muebles rojiblancos y ponía a Liceranzu en el camino de su primera victoria al frente del Zamora.

Liceranzu recompuso las líneas del equipo para meter a Gallardo de central junto a Manu, Iker pasó al interior derecha y Curro se unió a Agustín como medio centro. Masini quedaba arriba en solitario.

En los primeros compases del segundo tiempo Liceranzu movía el banquillo para dar entrada a Edu Roldán por Iker Alegre en el centro del campo. La verdad es que no se notaba para nada la inferioridad numérica de los rojiblancos ante un Compostela que mostraba claramente los motivos que le han llevado a ser el «farolillo rojo» de este Grupo I.

A la hora de juego Barreiro entraba por Masini. Pitada para ambos, para el que entraba y para el que salía.

La segunda mitad fue pasando con más pena que gloria para unos y otros. Era el juego de los despropósitos, aunque el Zamora tenía su buena disculpa al estar con diez sobre el terreno de juego. Rojiblancos y blanquiazules competían en quien lo hacía peor.

Y peor lo comenzó a hacer el Zamora que defendiendo el 1-0 lo único que consiguió fue ver como el Compostela en una jugada aislada y en un lanzamiento desde más de veinticinco metros Jimmy introducía el balón en la portería de Félix Campo por la misma escuadra izquierda. Al Zamora le quedaba poco más de un cuarto para arreglar la situación, para ganar el partido y para evitar bajar un peldaño más en esa escalera -de color negro- que conduce hacia el Grupo VIII de la Tercera División.

Mucho más cerca en el marcador estuvo el 1-2 que el 2-1 sobre todo en un último ataque de los visitantes con internada de Iván por la banda izquierda con centro hacia el segundo palo donde Petter, libre de todo marcaje, cabeceaba desviado por encima del larguero.

No había tiempo para más. Cuando el colegiado del encuentro señaló el final del choque y el camino de los vestuarios, la afición explotó en contra de un Zamora que les volvió a dar un nuevo disgusto en el «Ruta de la Plata». Con 33 puntos en el casillero, todavía quedan por lograr al menos cuatro victorias en las ocho jornadas que restan para el final, justo la mitad de las que se llevan a día de hoy.