´4, 3, 2, 1´ (Seix Barral/Edicions 62) son cuatro historias en un solo libro, la última novela de Paul Auster (Newark, 1947). Su protagonista es Archie Ferguson, coetáneo del escritor, y sus cuatro destinos. Es una novela marcada por la muerte y la vida; un tratado de la vida. Que nace cuando Auster tenía 14 años y le ha marcado los 56 restantes.

-Estaba en un campamento de verano, y un grupo de chicos fuimos a dar una caminata por el bosque. Nos atrapó una terrible tormenta eléctrica y, queriendo alejarnos de los rayos, tratamos de acceder a un claro reptando por debajo de una alambrada. Íbamos en fila india. Mientras, al compañero que iba delante de mí, tan cerca que sus pies estaban a un palmo de mi cabeza, cayó un rayo y le fulminó. Ver morir a ese chico en un instante es lo más decisivo que he experimentado nunca.

Este trágico suceso atraviesa ´4, 3, 2, 1´ y la vida de Paul Auster, quien ha llegado a la conclusión de que un hombre de 57 años tiene más miedo de morir que uno de 70, la edad que él tiene hoy. Porque no para de preguntarse: ¿y si...? "Es una constante que nos acompaña de la cuna a la tumba. ¿Y si aquel día hubiera girado a la izquierda en lugar de a la derecha? ¿Y si hubiera cogido el autobús en lugar de perderlo? ¿Y si aquella noche que llovía no hubiera sacado a pasear el perro? ¿Y si...? De lo más maravilloso a lo más terrible, buena parte de nuestro curso está determinado por microdecisiones o golpes de buena o mala fortuna", dice el escritor. Como la gran tragedia familiar que vivió su padre, Sam Auster, cuando tenía 7 años. Su madre, la abuela de Paul, asesinó a su esposo en la cocina de casa después de una discusión.

-Le pegó un tiro. Yo me enteré de mayor. Discutieron, y ella disparó. La absolvieron por ¬enajenación mental transitoria.

No cree en el destino, que considera algo místico. Prefiere hablar de buena o mala suerte y considera que no se puede juzgar a nadie hasta que su vida ha acabado, porque "las cosas pueden cambiar en el último segundo". Cada vez son más las personas que han desaparecido de la fotografía de su vida, "así que deambulas por ahí con muertos. Y lo siento así".

Confinados en una única vida, ha dicho, tenemos la sensación de que hay otras vidas que podríamos haber vivido. ¿Y si lo hubiéramos hecho?

1. Si supiera que mañana es el último día de su vida, ¿qué haría? ¿Cómo lo pasaría?

Olvidar que lo sabía.

2. ¿Qué le hubiera gustado hacer y ya no podrá porque no tendrá tiempo?

Aprender a tocar el piano.

3. ¿Qué aconsejaría a los que se quedan?

Los moribundos nunca deberían dar consejos.

4. ¿Cómo diría que fue su vida?

Demasiado corta.

5. ¿De qué está más orgulloso?

De no pretender que tengo respuestas a cuestiones imposibles.

6. ¿Se arrepiente de algo?

De muchas cosas, pero no de todas las cosas.

7. ¿El mejor recuerdo de su vida?

Conocer a Siri Hustvedt (su esposa) hace treinta y seis años y diez meses.

8. ¿Cuál sería el menú de su última cena?

Croquetas.

9. ¿Se iría a dormir?

Si estuviera cansado, sí.

10. ¿Cuál sería su epitafio?

Adiós

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