Autor de auténticos himnos como "Social peligrosidad", "Qué te pasa" o "Tocar madera", Manolo Tena regresa a los escenarios tras varios años de silencio. Lo hace con un nuevo disco, "Casualidades".

Llevaba varios años retirado, ¿por qué ha decidido volver?

-Me retiré voluntariamente hace siete años porque no había industria para mí. Ahora hay industria distinta, aunque parece que se está estancando. Apareció alguien, de casualidad, y me ofreció su ayuda para publicar el disco. Hacía maquetas de otras canciones, para vender para otros autores, y empezamos. He compuesto mucho y he dejado fuera muchas canciones, pero creo que hemos elegido una buena antología de estos últimos siete años.

En el disco se aprecian muchas referencias literarias, desde Heinrich Böll a Rafael Alberti...

-Sí, pero realmente mi música siempre ha tenido referencias literarias. A Böll le tengo mucho cariño, precisamente por esa novela que escribió y a la que me refiero en el disco, "Opiniones de un payaso". Y la Generación del 27 es un referente para mí. A Lorca ya le hicimos "Poeta en Nueva York". Ahora tenía maquetas sobre distintos poetas, pero "La paloma" era una opción para un single viable. Juegas con esos factores: un poema conocido y una versión inédita, en plan 2015.

-¿Qué cambios aprecia en el negocio de la música?

-Ahora mismo la información va más rápido, lo que tiene ventajas e inconvenientes. Los discos duran menos, pero trabajar es más cómodo. Puedes colocar las cosas en internet, en Youtube, y acceder a más cantidad de público. Ahora mismo ha cambiado el negocio, la industria quebró y se recuperó, precisamente tras reconocer que, como anticipaba Dylan ya en los sesenta, los tiempos han cambiado.

-Parece que reverdecen las actuaciones en directo, el ir a un concierto...

-Todo esto tiene sentido: uno deja de ir andando y va en taxi cuando la economía reflota. Entre el IVA cultural y que no es algo esencial, como el pan, la música sufrió. A medida que va mejorando la situación, la gente puede invertir más en comprar cultura. Cuando hay que apretarse el cinturón, la gente no puede invertir.

-¿Qué es peor para la música, el IVA cultural o la piratería?

-Sinceramente, creo que el IVA cultual es un disparate que sólo se les puede ocurrir a los políticos, que es de las profesiones más deleznables que hay en este mundo. Poner un impuesto de lujo a un editor es como ponérselo a un taxista. La crisis ha afectado, pero intentar ayudar a los banqueros y cargarse el cine, el teatro y la poesía en nombre de la recuperación económica es un absurdo que sólo se le puede ocurrir a un político.

-El reencuentro con el público debe de ser emocionante...

-Para mí, sí. Me está sorprendiendo mucho encontrarme con gente de cuarenta y de veintitantos. Hay gente que habla de los discos de "Alarma!!!" o "Cucharada". Me dicen que sus padres y hermanos les ponían la música.

-Precisamente, esa etapa, suya y de la música española en general, parece revalorizarse...

-He tenido suerte, porque el mío no ha sido el viaje de un cantante de un disco, sino el de un corredor de fondo. En el caso concreto de aquel momento, pues se habla mucho de "Rock-Ola", pero allí cabían 500 personas. Y en Youtube el vídeo lo ven esas 500 personas sólo en un día. Internet es un arma de doble filo, pero nos permite acceder a información privilegiada, de épocas pasadas. Y los 80 fue una época muy creativa. España era una olla exprés cerrada de creatividad y cuando murió Franco salió todo el guiso.