Muchos la recordarán como la noche en que, por fin, Leonardo DiCaprio, que había tenido cinco nominaciones previas sin lograrlo, hizo realidad su sueño de ganar el Oscar por su prodigiosa interpretación del curtido trampero de "El renacido", pero lo cierto es que un factor teoricamente ajeno a los galardones, la marginación de los negros de todas las candidaturas a las codiciadas estatuillas, condicionó la ceremonia hasta el punto de que monopolizó todos las comentarios que hizo el presentador, el afroamericano Chris Rock, a lo largo de las más de tres horas que se prolongó al misma. Y es que, por otra parte, no hubo una gran vencedora que avasallara a las demás y que mereciese el titular que siempre gusta tanto para ocasiones como ésta.

Es verdad que por número de oscars la gran vencedora es "Mad Max. Furia en la carretera", la espléndida continuación de la trilogía australiana, que acaparó nada menos que seis, pero todos ellos están vinculados a apartados técnicos que no disfrutan del mismo prestigio que los realmente importantes. Por eso hay quien defiende que con solo la mitad, es decir tres, las mieles del triunfo se las llevó "El renacido", ya que incluye los de mejor director, mejor actor(el citado Di Caprio) y mejor fotografía. Es más, puestos a hacer una análisis más exhaustivo, hay que reconocer que también tiene su lógica que se reivindique el gran mérito de "Spotlight", la excelente película de Tom McCarthy sobre los casos de pedofilia que afectaron a sacerdotes católicos de Boston, que conquistó dos de los más cotizados premios, los de mejor película y mejor guión original.

Lo que sí está mas claro es que la poca o nula delicadeza de Hollywood, además de evidente injusticia, a la hora de hacer públicas las nominaciones de no incluir ni a un solo candidato de color, aguó en gran parte la fiesta del cine por antonomasia y motivó que todo su contenido tuviera una relación estrechísima con esta circunstancia. Menos mal que, con notable acierto y elegancia, la cuestión se contempló por la vía de la comedia, con un agudo sentido del humor que en ningún caso restaba profundidad y una gran carga crítica al tema. Algo que demostró los recursos de un presentador que no perdió la oportunidad de dejar en evidencia a quienes había actuado con criterios que pueden tacharse de racistas.

Volviendo al ámbito del séptimo arte, hay que señalar que las grandes sorpresas de la noche han sido la acumulación de oscars de "Mad Max", que desplazó por completo a la otra favorita en las nominaciones técnicas, "Star wars. El despertar de la fuerza", y el considerable peso de los dos que recayeron en "Spotlight", entre ellos el teoricamente más importante de mejor película. Con ello "El renacido" pierde algo de peso, pero no oscurece en absoluto la figura de un Alejandro González Iñárritu, el director mexicano, que se convierte en el tercero de la historia en conquistar la estatuilla dos años consecutivos, tras John Ford y Joseph L. Mankiewicz que lo hicieron en 1940 y 1941 el primero y 1949 y 1950 el segundo. Su cotización está, sin duda, al alza y su nombre ocupa un lugar de privilegio en el podium de la meca del cine.

Finalmente, no hay que dejar de lado que, al margen de los señalados, no hubo otros títulos con más de un galardón y que lo más digno de comentarse es, por supuesto, el éxito de un compositor como Ennio Morricone, que ha debido esperar a la sexta ocasión, gracias a la banda sonora de "Los 8 odiosos" de Tarantino, para hacer realidad su deseo(aunque ya obtuvo un Oscar honorífico) y la victoria en el apartado de película extranjera de la húngara "El hijo de Saúl", que venció a la favorita, "Mustang", recién ganadora de los César y primera cinta gala que se ha presentado a los oscars no hablada en francés sino en turco.