Nacido en Leith (Edimburgo) en 1958, puso patas arriba la literatura británica en 1993 con su novela

Trainspotting, llevada al cine por Danny Boyle. Ahora llega su precuela, Skagboys (Anagrama). De pasado punk y feroz cronista de los ambientes underground, ha regresado a los crudos 80 de Thatcher y le ha salido un retrato del presente.

-Los 80 están de moda, pero pocos, como usted, miran hacia atrás con ira.

-Parecía el momento adecuado para subirse a la máquina del tiempo al tener a los conservadores de nuevo en el poder en Gran Bretaña, imponiendo políticas socioeconómicas similares. El paisaje actual me recuerda al que vivimos con Margaret Thatcher. "¿Qué ha cambiado?" comencé a rumiar y, acto seguido, me formulé la pregunta correcta: "¿Cómo empezó todo?". Retrocedí unos años respecto a 'Trainspotting' en busca de pistas.

-Aquella década fue la de su arranque como escritor.

-Desde el punto de vista social y político, fue un desastre para la machacada clase trabajadora, pero una atmósfera tan tensa y conflictiva era un acicate para escribir, te empujaba a hacerlo.

-¿Quería emular a alguien?

-A mí siempre me han inspirado los malos escritores. Cuando leo a uno bueno, me digo: "Menudo bastardo, lo que ha hecho". Si leo a uno pésimo, me digo: "A este me lo voy a comer".

-¿Qué queda del Irvine Welsh punk?

-Hay experiencias formativas que te marcan para siempre. Parte de la diversión del movimiento punk es que probablemente no fue un movimiento. Los más inteligentes, entre los que espero contarme, supieron detectar que no era otra onda joven sino una forma crítica y cínica de mirar al mundo y al poder. Espero conservarla.

-¿Los años no lo han domado?

-Sí, sí, claro, aunque desconozco si uno llega de verdad a crecer, quizás sólo se limita a ser menos cretino al no poder permitirse estar enfadado todo el rato. Ya no me interesa la provocación, soliviantar al personal. La vida es mucho más sencilla si procuras congraciarte con el prójimo.

-¿Adicto a alguna serie de televisión?

-Suelo ver lo mejorcito de la televisión por cable. Me ha impresionado 'True Detective'. La vi casi de corrido y de inmediato me lancé a un segundo pase. En el primer visionado me fijé en McCounaghey mientras peroraba, luego presté atención a las reacciones de Harrelson a sus palabras. Magistral.

-¿A qué músico le ha sido más fiel?

-A la banda Primal Scream. Siempre sigo con mucho interés lo que van haciendo.

-Un libro reciente que le haga pensar...

-'The Old Neighbourhood', de Bill Hillmann, sobre un adolescente en problemas que retrata el Chicago multirracial y la violencia de la lucha de bandas.

-Vivió en Londres, ahora en Chicago. ¿De dónde se siente?

-De Edimburgo, sin duda, aunque nunca me canso de volver a Barcelona.

-¿Tiene una película de cabecera?

-'Fitzcarraldo', de Werner Herzog.

-Su cuadro preferido.

'-La ronda de noche', de Rembrandt.

-¿Divisa en el horizonte una nueva reunión de la panda de Trainspotting?

-No lo creo, pero nunca se sabe. Veo más factible seguir escribiendo sobre ellos de forma individual que convocar a todo el grupo, o quizás citando a dos de ellos en algún punto concreto de sus vidas. Sospecho que van a seguir el ejemplo de Los Beatles.

-¿Cómo se pone en forma?

-Corro y practico boxeo en el gimnasio. Me desahogo zurrándole al saco.

-¿Alguna habilidad manual?

-Ninguna, por eso escribo.