La cineasta estadounidense Sofia Coppola volvió a deslumbrar hoy en la Mostra gracias a esa rara habilidad suya, la languidez cinematográfica, que alcanza su máxima expresión en "Somewhere", interpretada por Stephen Dorff y en la que sigue haciéndose eco del lamento de los que lo tienen todo.

Con su habitual gesto de desagrado y hablando para el cuello blanco de una camisa de rayas azules, la pequeña de los Coppola enfoca con muy buen gusto una historia en la que un actor, Johnny Marco, insatisfecho con sus toneladas de fama, busca reencontrarse a través de la relación con su hija, interpretada por Elle Fanning.

"Me interesa mirar a las personas en sus momentos de transición", explicó la directora de "Lost in Translation", "se tienen que aislar del mundo y entrar en contacto con la soledad". A lo que Dorff, manso y a la vez espléndido en su papel, añadió que "la soledad llega al actor cada vez que acaba una película".

Y mientras se estarán preparando ya los fastos para su fiesta con Marc Jacos y con "Maria Antonieta" como penúltima pieza cinematográfica, la cineasta sigue exhibiendo sin pudor y con genialidad y sutileza el punto de vista de la "pobre niña rica".

"Me gusta ambientar las películas en hoteles porque yo pasé mucho tiempo en ellos cuando viajaba con mi padre (Francis Ford Coppola). Es un mundo es sí mismo y me gusta la sensación de no permanencia", explica.

La segunda cinta a competición fue la francesa "Happy Few", de Antony Cordier, que, por el contrario, se abona a la multitud al filmar un cuarteto sexual y amoroso entre los actores Marina Fois, Elodie Bouchez, Roschdy Zem y Nicolás Duvauchellex.

Teniendo en cuenta que a este último se le recuerda más por su faceta de modelo de Hugo Boss, sobra decir que la cinta apuesta por el preciosismo de anuncio de publicidad.